miércoles, octubre 22, 2008

De andar en el centro fuera de centro

La sensibilidad me brota por los poros ultimamente. Ando decaída, enojada y triste la mayoría del tiempo. De entrada se que mi situación es privilegiada y lo agradezco, pero como la tendencia humana lo dicta, uno siempre quiere algo más y mejor. He iniciado ya la búsqueda de un mejor trabajo, uno que traiga mejores condiciones, incluyendo en el paquete un mejor horario, mejor ambiente y, de ser posible, un mejor sueldo, aunque no dudaría en cambiarme a uno que pague exactamente lo mismo si es que los primeros dos elementos están presentes.

El lunes, ya por la noche veía el reloj esperando que me dejaran ir. Salí ya tarde de la oficina y estaba estresada. La regla es que uno no beba en lunes, pero un wisky no me caería mal y luego que de wisky estuvo bueno, pensé que unas cervezas ayudarían a conciliar el sueño más rápido.

Al día siguiente amanecí cruda y desvelada. Mi jefe estaba estresado y me mandó al centro a entregar unos documentos, supongo también un tanto como castigo a las muchas caras largas que le puse el sábado durante el trabajo. Desde luego, mi inconveniente estado me hizo fruncir el seño al imaginarme en el transporte público y en la apretura propia de la zona.

Ya que cumplí con mi misión, pensé que podría aprovechar para quedarme en algún restaurante de por ahí, comer y curarmela. Así fue, en cuanto me instalé en el localito, pedí una cerveza y unos chilaquiles. Comí con calma, como hace mucho tiempo no lo hacía entre semana, custodiada por tres ángeles (bueno, 3 cuadros de ángeles) que me veían con cara de placidez. De alguna forma, me sentí reconfortada, como si me estuvieran diciendo que lo tomara con calma, que ellos impedirían ser molestada entonces. Me sentí mucho mejor, no sólo de ánimo, la cura también iba surtiendo efectos.

Volví a la calle, a examinar algún que otro detalle de los edificios, a ver pasar a la gente que caminaba rápido, a asomarme a algún callejon por el que seguramente había pasado y jamás me detuve a ver. Llegué a la Catedral y, como parte de la visita turística que en ese momento hacía, tuve a bien meterme a darle una vuelta. Me senté en una de las bancas de la parte más alejada para examinarla, y ahí, en medio de un barullo ligero, entre enormes parades de piedra, pude sentarme a pensar o quizá sólo a sentir.

No se por qué, si fuese inercia, o necesidad, o desesperación, pero ese día recé, no como suelo hacerlo, porque aunque creo en Dios, no creo en las iglesias ni en religiones, así que me he inventado una forma de comunicacion más directa y menos formal, de tal suerte que mis oraciones son "no mames, güey, ya aliviáname, no seas pasado de lanza" ó "Ay, ya echame la mano por esta vez, no la chingues". Pero en esta ocasión, recé como mi abuela me enseño, de forma protocolaria, estricta, formal. Clamé por ayuda, por claridad, por temple, por humildad, por paciencia, por actitud, por todo aquello que depende de mí y que no he encontrado la manera de modificar; pedía por las personas a las que quiero y quise; pedí por ella y también por mí.

Regresé a la oficina pasadas las 6. Oli me dijo que, alarmado por mi estado anímico, pues según a su decir, mi imagen se encuentra relacionada con ojos grandes y sonrisa permanente, rentó películas de comedia para ver si la carcajada se volvía a dibujar en mi cara, al menos por unas horas. La selección fue buena, Novia por compromiso (El valet) y Un Funeral de Muerte, siendo ésta última la que más doblada de risa me tuvo, y que recomiendo ampliamente.

Ayer fue un buen día.

8 comentarios:

Caperucita dijo...

Eso de darse un respiro hasta de uno mismo siempre ayuda para reencontrarse no con el centro, sino con uno mismo.

Sabes que te quiero mucho, que de pocas personas me siento tan orgullosa como de ti, te prometo que pronto verás el amanecer, mientras en la oscuridad estoy a tu lado y siempre lo estaré.

Abrazo

Fer V dijo...

Es bueno ¡qué digo bueno! ¡Es indispensable! Querer algo más, querer algo mejor, para mantenernos vivos y luchando. Pero igual o más importante es disfrutar de lo que uno hace, de lo que uno tiene. Que conste que no conformarse, sólo disfrutar, mientras uno tiene acceso a algo mejor.

De otra forma ¿qué sentido tiene la vida? Esperar a que las cosas mejoren para empezar a vivir ¡no es vida!

Me pareció genial tu escapada. Reencontrarse con el sitio dónde uno vive, reencontrarse con uno mismo y ¿por qué no? Reencontrarse con Dios.

Deverías hacerlo más seguido ¡Vaya! ¡Todos deberíamos hacerlo con alguna frecuencia! Reencontrarnos con lo que somos y lo que nos hace.

Espero que pronto encuentres lo que buscas, lo que necesitas para tener un respiro y calma. Y que vendría a ser ta sólo un justo reconocimiento a tu esfurzo.

Mientras tanto, por difícil que parezca, relájate y disfruta. Y conserva esa imágen que se tiene de tí:



¡Sonrie!

Eric Uribares dijo...

yo hablo con Dios cuando estoy marihuano (él también fuma) y mira que hemos logrado una comunicación como pocas....

venga Guaramio¡¡¡¡ ánimo

besos muchos, barbones e istéricos

El Rufián Melancólico dijo...

Uy, Prof, sí debes estar bastante estresada con tus historias laborales, para que hayas terminado en una iglesia y orando en serio!!! Aun así, siempre tiene su encanto esto de descolocarse del lugar habitual y mirarse a uno en una actitud de calma y reflexiva. Capaz y para eso sirven las religiones y las iglesias, independientemente de su otra enfadosa misión, la de protestar por los condones o los gays o las minifaldas. Qué bueno que te sirvió tu tarde de Centro y pos ya dijimos... falta la Don Carmelo's Experience...

La niña Fonema dijo...

por alguna extraña razón este año está cerrando fuerte, creo que para todos. estoy segura de que encontrarás justo lo que quieres, porque no es cuestión de suerte, sino de agallas, y tú las tienes.
anímese, doña profana, que más se perdió en la guerra

Anónimo dijo...

Ya tomé nota de la películas y ya las he solicitado en mi videoclub de confianza. La del funeral se me antojaba de antes. Ánimos, profis. Le dejo un saludo y una advertencia: ya estoy de vuelta otra vez.

Defeña Salerosa dijo...

uy, pero si yo hablo igualito con dios...

Me gustó mucho este post, el de una profana que no es tan fácil de percibir.

Unknown dijo...

No tenía ni idea que existe una forma protocolaria de rezar...tal ves por eso muchos no son escuchados cuando rezan.