jueves, enero 31, 2008

De filosofías etílicas

Un desencanto amoroso manejado con inmadurez produce muchas espantosas crudas.

miércoles, enero 30, 2008

Del Campismo al camastro.

Ya había llegado semana santa y la idea de organizar una salida de la ciudad era previsible. En ese entonces todavía andaba con el Portuloco y éste puso en la mesa la propuesta de ir con un grupo de sus amigos a acampar a Veracruz. Acepté. De saber lo que nos esperaba...

La idea era acampar en un lugar especialmente diseñado para tales efectos, cuya publicidad habíamos visto por Internet y por ese medio, hicimos las reservaciones pertinentes. Si bien íbamos a acampar, buscamos lugar con alberca (aunque suene naco, hasta con tobogán), baños (muy importante porque eso de hacer todo en la naturaleza me conflictua severamente) e incluso había cabañas por si nos arrepentíamos de la idea de acampar. El campamento “El Príncipe” había guardado los lugares previo depósito de un pequeño adelanto del costo total de la estancia.

Decidimos irnos el jueves en la noche como parte de la estrategia para evitar al máximo el exceso de tránsito en la carreteras. La hora de arribo aproximada eran las 4 y media de la mañana. Así, luego de abastecernos de víveres suficientes, emprendimos el camino a la aventura.

Tal y como lo indicaba la dirección señalada, en cuanto encontramos el kilómetro 10.5 de la carretera correspondiente, nos orillamos. La reja se encontraba cerrada, pero con un simple empujón nos cedió paso, entramos felices al centro de esparcimiento. El lugar era maravilloso. El pisto estaba bien aplanado y sobre el crecía un pasto suave, bien cuidado, con buenas vallas para el viento y una buena vista. Metimos la camioneta al pasto para bajar las cosas, instalamos las casas de campaña en un punto estratégico a las orillas del lugar, cerca de las instalaciones sanitarias y la playa. Nos pusimos a conbeber.

Casi una hora después, hice una observación que puso a pensar a todos:

Profana: No mames! Oye, ahora que me acuerdo, según yo el campamento tenía alberca, toboganes y cabañas no??? Creo que nos timaron.
Viajero 1: Oye, si es cierto. Pero bueno, de todos modos está de lujo el lugar no??
Profana: Si, yo no me estoy quejando, pero… no nos habremos metido a otro predio??
Portuloco: No, no creo, nos metimos en el kilómetro que decía la publicidad! A parte, la reja ni estaba cerrada con candado, entramos bien fácil.
Profana: Si, eso ya lo se. Pero para ser semana santa, no me creo que seamos los únicos que vinimos a acampar y acá estamos solos.
Viajera 2: Tienes razón. Qué tal que si?? Y qué podría pasar??
Profana: (Tono sarcástico) No, ps no mucho. Nada más podríamos pasar las vacaciones en el MP por invasión en propiedad privada!
Viajero 3: (Ya con bastantes copas encima) No hay pedo, yo invito las fianzas para salir del tambo!!!

Ante mi resistencia a pasar de tal forma mis vacaciones, mandé a una comisión, integrada por 3 personas, a averiguar si efectivamente nos habíamos equivocado de lugar. Regresaron con malas noticias: efectivamente el predio era el equivocado, el campamento el “principe” era el siguiente predio, también dijeron que sí había tobogán y alberca, pero que en general, las condiciones de todo el lugar eran deplorables. Así, decidimos que “para luego era tarde”, y deshicimos las casas de campaña más rápido de lo que tardo en escribirlo. Subimos todo a la camioneta y llegamos a nuestro destino.

Los de la comisión no mentían. El lugar era horrible, el suelo era absolutamente irregular, algunas partes no tenían pasto y más bien era como la jungla del cardo (sí, de ese que tiene espinitas y se entierran bien sutilmente en los pies y en el cuerpo), la alberca era más bien un hoyo mal hecho recubierto de cemento, pero al menos los baños estaban limpios. Instalamos nuevamente las cosas y seguimos la fiesta. Para las 11 de la mañana ya estábamos hartos de vernos, la comida y el chupe ya se había terminado y no teníamos nada más que hacer.

Decidimos ir a comer al Puerto de Veracruz y a dar una vuelta. Regresamos al campamento como a eso de las seis de la tarde. La sorpresa al llegar fue ver el campamento absolutamente lleno. Aparentemente, habían llegado más campistas, todos de no muy linda apariencia, y además, el dueño del lugar dejó entrar gente (obvio, previo pago de una módica cantidad) para estar en el lugar sólo durante el día.

Nos quedamos tomando algunas espirituosas mientras contemplábamos el atardecer. Como era de esperarse, las bebidas comenzaron a hacer efecto, así que tuve que dirigirme al sanitario. Ahí fue que me di cuenta: el agua se había terminado y los baños eran totalmente un asco!!! No podría describir lo que vi porque me da mucho asco recordarlo, porque no hay palabras suficientes para tanta atrocidad y porque sería poco cortés hacer que mis lectores imaginen semejante cosa; sólo diré que para esas horas ya mucha gente había pasado ya al baño.

Salí desesperada (y mentando madres, claro), suponiendo que más tarde caería el agua y que un poco de esfuerzo sobre mi vejiga ayudaría a llegar a ese feliz momento. Decidimos ir a dormir no muy tarde, en obvio de que en el día dormir en la casa de campaña es imposible por la luz que se cuela, pero sobre todo por ese efecto horno que se logra al combinar el material del escondite con el sol y que propina la poco grata sensación de asfixia. Par de horas más tarde mi capacidad de retención ya había llegado a su tope, y muy a mi pesar y desagrado, tuve que orinar en la playa (si, ya se que es naquísimo, pero prefiero lo poco cívico a lo antihigiénico).

Al toque de los primeros rayos, me incorporé al gozo (es ironía) playero nuevamente. El baño seguía igual. Deliberamos que lo mejor era invadir nuevamente el predio contiguo (por qué no??) y utilizar las instalaciones sanitarias de las que nos habíamos favorecido el día anterior, sólo para bañarnos y lo demás que se ofreciera.

En ese mismísimo momento decidí mandar a la chingada el pinche campamento del demonio. Las posibilidades de encontrar alojamiento en Veracruz eran verdaderamente limitadas (y también seguramente de costo elevadísimo), dada la temporada vacacional. Las mujeres del grupo me apoyaron rotundamente. Nos fuimos a un pueblito muy cerca, donde únicamente encontramos una habitación, pero como tenía baño limpio, nadie dudó en tomarla.

Y así terminamos nuestras vacaciones de semana santa, durmiendo siete personas en un cuarto (tuvimos que raptar unos camastros y adaptarlos a modo de cama), conviviendo con la bonita y fina familia mexicana, entre personas que se metían a la alberca y al mar en short y playera; todo de lujo, todo fino, todo ostentoso.
Pero no todo fue malo… ese día tuvimos la suerte de coincidir con el show de Vicentico… el de los Cadillacs??? Naaaaaa, mejor aún, un balserito cubano que cantaba con todas sus ganas y resultó ser el mayor atractivo del hotel. También contamos con la grata y exuberante compañía de Bruno, un borrachín playero de tipo Changoleón, que tuvo a bien acercarse a bailar y contonearse “sabrosamente” (no mames, qué buena frase) al ritmo de la música. Nos causó tanta hilaridad que terminamos bailando con él entre la rueda de gente que se asomó a ver semejante espectáculo, todos al unísono coro de "Bruno, Bruno". A la mañana siguiente abandonamos Veracruz, y gracias a Dios, a las pocas horas estábamos nuevamente en la ciudad.
Ah! Qué recuerdos... no vuelvo a acampar en la playa!

lunes, enero 28, 2008

De prisa

Ando en verdadero apuro. El trabajo ahora ha sido mucho y no me he dado el tiempo para escribir gran cosa, lo que es no muy lindo, porque finalmente me gusta escribir por aca.

Si el viernes hubiera escrito algo, muy probablemente se hubieran dado cuenta que me hicieron enojar muchísimo. Así que para no aventar jitomatazos a diestra y siniestra, preferí mejor ahogar mis penas en el fondo de una botella de Bacardí Blanco.

Una cosa, al menos, la tengo bien segura y clara. En el mundo hay gente baja, intolerable, pretensiosa, pelele, zoquete, apocada, mezquina, taimada ... y con todos estos calificativos, sólo me estoy refiriendo a Mr. Carcamán, que dicho sea de paso, también resulta un tábano en toda la extensión de la palabra.

El muy hijo de puta, me trae como si tuviera que rendirle cuentas a él, cosa a la que a través de mil artificios me he negado, pues a la gente de su categoría, nomás no hay que tenerle gentileza... pobre, ya me he dado cuenta que su problema es el poder... más bien, su falta de poder... pobre pendejo!

Y he de irme porque todavía tengo mil estupideces que hacer, pero mal plan.

jueves, enero 24, 2008

De imagen y gritos indios.

Empezamos la fiesta en el Yerbabuena* en la Condesa. Al cobijo de los tragos salió conversación de mil cosas. Era una pequeña reunión parte de los festejos de cumpleaños de P y estábamos dispuestas a armar gran parranda.

Ya después del precopeo nos fuimos al karaoke. Llegamos a solicitar nuevas bebidas y pedimos las canciones que entonaríamos.

Justo antes de nuestra presentación, subió un grupito de amigos. Entre ellos, se encontraba un personaje sumamente especial. Llevaba una playera de manga larga, bastante holgada (supongo que para tratar de ocultar esas lonjitas que de vez en cuando se asomaban con descaro); seguida de una falda amplia de color durazno o melón que le daba justo por debajo de las rodillas, mismas que se encontraban cubiertas por mallas (si, mallas, no medias) de color blanco. El toque de distinción fue el calzado: han visto ésas como pantuflitas que usan las abuelas que son como botines de fieltro forradas con “borrega”??? Pues llevaba unas de ésas!!! Noooooo, impactante. Claro que el outfit iba muy de acuerdo con los mechones mal pintados rojos que adornaban su cabeza, despeinados, igual que las cejas que jamás habían sido acomodadas, tan bellamente enmarcadas por esas gafas de fondo de botella que le hacían ver los ojos más pequeños. Ella era Lupis.

Una vez que hubo cantado con su grupo de amigos, Lupis no se retiró a su lugar como el resto de ellos, sino que permaneció junto al escenario en actitud de disimulo. Como el turno era nuestro, subimos al escenario. Justo cuando nos disponíamos a lanzar nuestros más sentidos alaridos, Lupis nos pidió anuencia para cantar con nosotras. Una vez que aceptamos, Lupis sutilmente le quitó el micrófono a una de nuestras amigas de un solo jalón y cantó con sentimiento tal, que todos esperábamos el momento en que se desgarrara las vestiduras. La canción terminó, así que volvimos a ocupar nuestros lugares. Lupis permaneció una vez más junto al escenario.

Otros tantos que subieron a cantar fueron sus víctimas por igual. Sin embargo, el público ya se encontraba fascinado con el arrojo y la actitud de Lupis en el escenario, por lo que los vítores (o hétores?) y los aplausos de apoyo no se hicieron esperar. El lugar estaba enardecido ante la presencia escénica de Lupis.

No obstante eso, Lupis todavía se aventó solita Bohemian Rapsody de Queen y Another Brick in the Wall de Pink Floyd!!!!! (MmMmMmaestra!!!) que aunque son del deleite de casi todos, nadie se atreve a cantar por su complejidad. Pero ella es especial, así que se las aventó de su ronco pecho, adornando su bella interpretación con el típico sonido de indio americano tipo Siux o Cherokee (… no’mbre, hubieran visto qué maravilla). El público estaba ya extasiado.

Admiré a Lupis: su capacidad de hacer lo que quiere, sin que le importe un bledo si lo demás aprueban su vestimenta y su look; o si los demás piensen que está loca o que es pocamadre, me deja boca abierta. Yo quiero ir con su psicólogo… ese wey si te deja sin pedos de autoestima!!!!

Para mala fortuna de todos, al poco tiempo de su última interpretación como solista, sus amigos se la llevaron del lugar, y de alguna forma, la velada perdió un poco de su sentido, así que no nos quedó más que seguir bebiendo, recordando lo maravilloso de este personajazo y brindando en su honor. Extrañamos a Lupis!!!

Deberíamos crear un culto en el que Lupis sea nuestro líder espiritual, nuestro gurú…

No, mejor no!

* Ahí les dejo la dirección Yerba, que es uno de mis consentidos. Pregunten por Toño, el bartender que es ATM, digan que yo los mandé!!! jejejeje.
Yerbabuena, Bar de Paso: Campeche 410, esq. Atlixco, Condesa, Tel. 5211-7610

martes, enero 22, 2008

De codazos, masivos y mariposas.

La experiencia prometía mucho. No soy fan del electrónico, pero sí del desmadre, así que cuando me dijeron que si estaría dispuesta a salir de la ciudad para ir a un rave, no tuve mucho que pensar. Esa misma tarde estaban pasando por mí con destino a camoteras tierras, lugar en donde se llevaría a cabo el evento.

Llegamos a la cita a hacer fila, la cual, era ya bastante larga. Democráticamente, decidimos hacer más amena la espera acompañándole con algunas cervezas. Niño D. y yo fuimos los encargados de permanecer en la fila mientras el resto del grupo se internaría en la misión de conseguir los víveres en el minisuper, que para esa hora estaba atestado con otros asistentes al evento. Ella se mostró molesta, así que sugirió integrarse también a la comisión de guarda del lugar; sin embargo, el resto del grupo se mostró reticente y alegó lo necesario de contar con su ayuda. De mala gana, aceptó la sugerencia. Así, D y yo nos quedamos en la fila platicando muy a gusto, riéndonos y comentando nuestras impresiones de algunos temas.

Llegaron las chelas y la bandera ya se estaba prendiendo. Mientras nos abrigábamos cada vez más del frío y brindábamos por la experiencia, se armó buen cotorreo. Había pasado ya una hora desde que llegamos, una hora de estar parados, por lo que niño D. me pidió que lo acompañase al jardín que estaba junto a nosotros, a tirarnos al pasto pues ya estaba cansado (a hueeevo). Caminamos hasta allá abrazados so pretexto del intenso frío (yeeeeaah), que se iba haciendo más notorio conforme pasaba el tiempo. Improvisamos una bardita a modo de banca y seguimos platicando de vanalidades. Conforme perdimos de vista a los amigos, nos incorporamos nuevamente a la fila. A nuestro regreso, ella comenzó a platicar a todo el grupo que se encontraba en una encrucijada, pues consideraba que ya era hora de elegir al príncipe azul dentro de sus miles (qué digo miles, millones) de pretendientes. Cada uno dio su opinión (yo pensé en organizar un reality donde estos jovenzazos superaran pruebas para conquistar su amor, pero creo que ya es algo visto). Ya habían pasado dos horas desde que llegamos.

Los asistentes comenzaron a inquietarse, así que, de repente la fila en realidad se volvió un tumulto (como de metro a las 7:30 -8:00 de la mañana), todos aglutinados, en bola, empujando para conseguir entrar de una vez por todas al rave. Pisotones y codazos más tarde, nos encontrábamos tan enfrente del escenario como la situación lo permitió. D se puso atrás de mi y me abrazaba mientras bailábamos al rito de la música. Por su parte, ella nos interrumpía constantemente, ya porque quería tomar una foto, ya porque le empezaba a platicar algo o porque le solicitaba su ayuda para enviarle un mensaje a uno de sus tantos dizque galanes. Yo, por mi parte, me mantuve bailando con la vista al escenario y echando relajo con el resto del grupo, manteniendo actitud de indiferencia. Así fue todo el rave.

Bastantes divertidos los famosos raves. Exceso de energía total, gente bailando y gritando al unísono, todos medio en su rollo, pero formando parte de un todo. Buen espectáculo con láser, fuegos artificiales y de fondo, una pirámide y una iglesia. Hasta eso, estuvo bastante leve: apuesto a que casi todos traían algún “elemento” para ponerse a tono con el rave; sin embargo, también hicieron gala de discreción, salvo el típico olor a petate quemado que se sentía a ratos con mayor intensidad.

Después de un buen rato, decidimos salir del evento antes de que todo mundo se saliera; ya habíamos tenido suficiente con las hordas. Nos dirigimos a la casa en donde tan amablemente nos fue ofrecido el hospedaje y donde también ya nos esperaba más alcohol. Seguimos la peda. Pero a continuación se revelaría EL MOVIMIENTO, la de ocho columnas, el grito de batalla:

En cuanto llegamos, ella dijo que se pondría la ropa de dormir. Salió con una playera y un short a la cadera. Casi con inocencia, con naturalidad, se agachó a acomodar algo en su maleta, misma que previamente había dejado por “casualidad” frente al lugar en donde niño D se había sentado… y ahí se descubrió: traía un hilo dental que en la parte de atrás traía una mariposa, cuyas alas no se encontraban pegadas al resto de la tela!!!!! (o sea, esa era una declaración evidente!, ah, y razón por la que en lo sucesivo será “Fly”). Todos los asistentes advirtieron el inintencional detalle, pero ninguno hizo pronunciamiento al respecto. Seguí actuando con indiferencia, aunque honestamente, si se me hizo un truco bastante desesperado y un golpe muy bajo!

Segundo movimiento: Uno de la banda, Ge, se fue a dormir. Un rato después, yo fui a ponerme la pijama y al salir del baño, la encuentro sacando su maleta de la habitación. Le comenté que ya había terminado de usar el cuarto, por lo que no era necesario que sacara sus cosas en obvio de que yo ya me iba a seguir la peda. Su respuesta? -Ah, no, es que ya me voy a domir, pero como yo creí que te viniste a dormir con GE, pues ya le dije a niño D. que tendríamos que dormir juntos el y yo en el otro cuarto- dijo con esa cara de malicia disfrazada de buenpedismo. Como yo no me iba a poner a jugar su juego, contesté con indiferencia y acepté de buena gana, ok.

Revés sin intención: Nadie consideró a otra de las de la banda, a quien llamaremos Bacha, que se había metido a otro baño, por lo que cuando estábamos acabando la anterior conversación preguntó dónde dormiría ella. La invité a quedarse conmigo y con GE. Supongo que para ese momento “Fly” ya hacía en su mente una danza triunfal por lograr quedarse a dormir con D. Sin embargo, la otra niña dijo: -Es que el cuarto en el que se van a quedar D y tú está mas grande, el de Profana es más chico, mejor me voy a dormir con ustedes- (jajajaja, tómala pinche Fly!). Fly puso cara de “puta madre!!!” y con modesta sonrisa le dijo que entonces, los alcanzara en la alcoba. Para mayor beneplácito mío, mientras desayunábamos al día siguiente, Bacha me contó (juro que no se si por ayudarme o no, pues según yo, ella no sabe que me gusta D), que como tuvo mucho frío, durmió entre los dos para no pasar tan mala noche (jajajajajaj, otra vez se te cebó Fly!!!!).

A la mañana siguente nos fuimos a dar la vuelta por el lugar, disfrutamos las delicias de la comida poblana y visitamos hartos lugares. Todos íbamos como turistas, típico de los chilangos, pero casi la mitad del tiempo D y yo íbamos un poco separados del resto. Las interrupciones por parte de Fly jamás cesaron, igual que mi aparente indiferencia por tales actitudes. Fuera de esto, fue una maravillosa experiencia.

Fiuuuuuu, un rubro más de la lista de cosas por hacer que puedo tachar!!!!

lunes, enero 21, 2008

De consideraciones finales al Portuloco

Pasaron como dos semanas. Por circunstancias de fuerza mayor, Lady Red me pidió chance de vivir 2 semanas en mi casa. Así que al día siguiente de que el Portuloco sacó sus cosas de mi casa, vino la nueva huésped.

Esa semana, el Portuloco fue de improvisto a mi casa "quesque a hablar conmigo". Otra vez me lloró, me pidió otra oportunidad y montó toda la escena. En algún momento pensé en darle la oportunidad porque me sentía muy mal de verlo así... pero entonces me pregunté: él va a estar mejor, y tu?? vas a estar mejor???. La respuesta fue negativa y contundente. Tuve que decirle la respuesta, no sin antes agradecerle todas las cosas buenas que vivimos y que hicimos el uno por el otro, y también dando la explicación de mi negativa.

Ya después la aparente tristeza que ese hecho le causó, se volvió ira; pues después me mandó un mail pidiéndome de vuelta una cantidad monetaria que me había prestado (y que nunca me quiso recibir de regreso cuando todavía andábamos). Así que le pague, esperando terminar ya con ése circulo que se volvía vicioso en cualquier momento. Meses después fue otra llamada la que recibí de él solicitando una botella de vino que había dejado en mi casa. En ese momento me enojé mucho, porque ya se me hacía mucha tontería, o una manera a mi forma de ver poco digna, porque la botella es literal una baratija. Estuve a punto de decirle que la había abierto, que serví un poco de ese vino para algún invitado y que finalmente tuve que tirarla por la pésima calidad del vino, eso sin contar la pena que me hizo pasar por dar una bebida de tan mal gusto; pero que le depositaba 30 pesos para que se comprara una nueva. No lo hice, entendí que responder de tal manera era dar pie a comentarios hirientes, uno tras otro, que nos propinaríamos por largo tiempo.

Todavía tengo la botella en casa. La uso como recordatorio, como una motivación a no volver a regarla. Cada vez que la veo, me digo que merezco algo mucho mejor, muy superior. Su presencia en mi casa me aconseja a no volver a salir con alguien que no me encante, que no haga ilusiones hasta que más o menos conozca bien a alguien, que no toleraré más una situación que no me de buena corazonada... que no pararé hasta encontrar lo que busco en una pareja y que no me expondré a desagradables escenarios en actos desesperados.... o sea, merezco una botella de buen vino.

En su momento fue una situación muy estresante. Hubo muchas circunstancias difíciles de sortear y salir bien librada. Sin embargo, también aprendí que el poder de elegir es mío, que estoy dispuesta a partirme la madre por estar bien y por ser yo la dueña de mi vida y mi futuro. Me sentí liberada después de todo y descubrí que soy fuerte una vez más. Recuperé mucha individualidad, me replanteé muchas metas y, en general, al final de cuentas, me obligué a crecer un poco más. Se siente bien.

jueves, enero 17, 2008

Del Portuloco y subidas de volumen

El Portuloco partía el jueves siguiente a algún lugar del país del norte.

Era domingo, ya un poco más tarde de la hora en que él acostumbraba a retirarse a su casa. Dijo sentirse mal físicamente, y solicitó permiso para pernoctar en mi casa esa noche. Dije que sí.
El lunes, pensó que era muy buena idea que, en vista de que estaríamos separados algunos días, permaneciera en la casa hasta el día de su partida. Acepté el trato.

El jueves, lo llevé al aeropuerto. Salí el viernes por la noche con mis amigas, tal y como dictan las reglas de etiqueta del fin de semana. Mandé algunos mensajes al Portu al día siguiente, que estuve con Srta. P. Los mensajes no tuvieron respuesta. Ya en la noche, P. recibió invitación a un bar al que somos asiduas (para muestra, un botón: Una bebida de ese bar tiene el nombre de mi amiga y ha sido nombrada la mejor cliente del mes en varias ocasiones). Estuvimos en gran plática hasta que cerraron las cortinas del lugar, después nos fuimos a casa del compañero de trabajo de P. a seguir la fiesta, que terminó una vez que el sol ya había salido. Regresamos a dormir a casa de mi socia de parrandas.

No habían pasado ni 2 horas desde que concilié el sueño cuando recibí un mensaje del Portuloco, reclamando mi ausencia en casa. Le marqué. En lugar de saludo, recalcó el reclamo. Le dije lo que pasó, que me había ido desde el día anterior a casa de mi amiga, que habíamos salido a echar fiesta y que me quedé a dormir en su casa. Él se encontraba bastante molesto y yo no quería discutir, así que colgué.

El día de regreso fui por él al aeropuerto. Me encontraba muy molesta porque había desconfiado de mi y en términos generales, no concibo relación interpersonal que sea sana si no existe confianza. Una vez que estuvimos frente a frente, lo saludé y él notó mi obvia molestia. Me comentó que todo el fin de semana estuvo muy mal del estómago, por lo que prefería que nos quedáramos un rato más en el aeropuerto mientras bajaba el tránsito de la hora pico. Aproveché ese tiempo para exponer mi molestia, muy seria, ecuánime y firme, sin gritar, sin panchos. Supongo que realmente vio que no estaba jugando, siempre hubo coherencia entre mi actitud y el discurso, por lo que pidió perdones a diestra y siniestra. Después, nos fuimos a mi casa.

Ya en mi hogar platicamos un buen rato de lo que sucedió en el viaje. Curiosamente esa noche solicitó también permiso para quedarse en mi casa en razón de que seguía mal del estómago y no quería faltar al trabajo el día siguiente, y aprovechando que mi casa quedaba a 10 minutos de su oficina, le sería más cómodo trasladarse. No me negué. Y así, cada día que pasaba alegaba su enfermedad o la evidente cercanía con el fin de semana para permanecer en mi casa. Cuando me di cuenta, ya pasaba más tiempo en mi casa que en la suya, y cada vez aparecían más y más cosas suyas por todos lados. O seaaaaa, el wey ya se mudó a mi casa!!!

Luego, empezó a hacer planes para futuro: que si era muy buena idea buscar opciones para irnos a vivir a Lisboa, en obvio de que él tenía la nacionalidad portuguesa también (si listillos, de ahí el mote); que si era buena idea abrir una cuenta mancomunada para podernos ir de viaje a un lugar exótico y lejano, que si tendríamos hijos en un futuro, etc. Yo estaba apanicadísima, pues en realidad la relación era muy joven y no estaba preparada para vivir con él, menos en Lisboa, ni para juntar mi dinero con él y de hijos, ni pensarlo. Cada vez que proponía semejantes cosas, me negaba muy diplomáticamente; y siempre, sin excepción, él hacía un berrinche que terminaba fastidiándome y acabábamos en guerra sin cuartel.

Finalmente, a todos nos molesta que invadan nuestro espacio, nuestra forma de pensar y cómo queremos vivir nuestro futuro. Decidí que lejos de ser un aliciente, mi pareja se había vuelto un gran dolor de cabeza, un estorbo, una causa de agobio en lugar de ser ayuda y motivación. Decidí que no había nada más que hacerle, por lo que había que terminar esa relación.

Me armó todo un drama, me lloró, me la armó de tos y así estuvimos como 2 horas. Se fue de mi casa sin decir ni ahí nos vemos.

Y podría acabar acá el post, pero me gustaría poner algunas consideraciones finales, pero eso, ya será mañana…

miércoles, enero 16, 2008

Nace el Portuloco.

Acepté salir con el la semana siguiente. Decidimos irnos a echar unas chelas. Estuvimos jugando, bromeando y platicando, todo muy agradable. Nos corrieron del lugar, así que la única opción era seguirla en otro bar. Ahí me la soltó: Me gustas!- Dijo esperando reacción de mi parte. Sólo me quedé callada. Empezó a disculparse por el atrevimiento. Yo sólo contesté que me había tomado por sorpresa y que me dejó sin palabra adecuada para contestar. Se disculpó nuevamente, señalando después que me quedé absolutamente seria y que ésa era respuesta suficiente para él.

De cualquier manera seguimos platicando diario por el mensajero y seguimos saliendo. Aunque nunca me resultó atractivo físicamente, me divertía mucho con él y sosteníamos conversaciones harto largas. Nos veíamos muy seguido y para hacer honor a la verdad, el Portu en ese entonces se rifaba chido. Salía al menos una vez al mes de viaje y se partía la madre por llevarme y traerme. Fue a arreglarme unos rollos que traía con unos focos, no obstante ser absolutamente miedoso de cuestiones eléctricas. Los días que no nos veíamos me mandaba el mensajito con su foto para compartir conmigo lo que estaba haciendo.

Me pidió que fuera su novia. Pensé que si bien el tipo en cuestión no me atraía, bien podría ser una buena relación por varias razones: la pasión por alguien resulta cegadora, y mucho, de tal suerte que podía seguir en total control de mis emociones; me la pasaba muy bien con él y éramos chidos amigos, lo que supone un buen cimiento para la relación; me llevaba 8 años y había ya vivido un buen de cosas, por lo que creía haber encontrado una persona lo suficientemente madura, segura y abierta; aparentaba ser buen fiestero, pero también espiritual; y en general, también pensé que la suma de todas esas cosas podría hacerme enloquecer de cariño algún día por él, (y también obvio, aparentemente ese día se debió haber extraviado mi Ritalín o fumé algo raro, por lo que estaba nomamesquépendeja). Respondí que sí.

Como toda relación, el inicio fue muy lindo. Al mes ya se quedaba a pasar el fin de semana en mi casa; pero ciertas cosas no me empezaron a cuadrar. Ejemplos:

  • No le gustaba que tuviera amigos (hombres), menos que hablaran a casa y pasaramos cagados de la risa media hora en el teléfono, peor si me veía con ellos para tomar un cafe, o ir al cine, o en general, culquier cosa que uno haga con amigos.
  • Luego ya no le parecía que saliera con amigas. (Primero, porque él no me acompañaba, después, inventó que seguramente salíamos a ligar aún se tratara de ir a tomar un cafe, y ya para útimas fechas, quesque porque seguramente no veía a mis amigas, sino a algún amigo.... hazme el chingado favor!!!)
  • Como su oficina quedaba cerca de mi casa, pasaba a verme diario, por lo que hacía jeta si llegaba tarde (si, aun hubiera un tránsito desuputamadre, o me hubiera tenido que quedar 15 minutos más en la oficina, por lo que imaginarán que se enojaba aún más si de plano solicitaba a la hora de la comida que ése día no pasara a verme.
  • Odiaba, verdaderamente odiaba a mis ex jefes, que trabajara con puros hombres, que tuviera muchas prerrogativas en el trabajo, que me hablaran fuera de horario de labores para preguntarme algún dato sobre los casos que se llevaban en el despacho y que me llevara con mis jefes de pocamadre.
  • etc., etc., etc.!!!

O sea, así o más obtuso???? Pero bueno, finalmente supuse que era corresponsable de muchas de sus inseguridades porque alguna vez que le dije que no me sentía súper atraída a él, pero que aún así le había elegido y que estaba resuelta a tener una maravillosa relación con el. Evidentemente, lo comentarios referentes a los puntos arriba señalados empezaron como bromitas, mismas que fueron subiendo de intensidad y presencia.

Pero eso no era lo peor, la siguiente movida me dejó helada (aunque confieso que tampoco lo vi venir y me apendejé muy gacho), pero de eso, ya les contaré en el siguiente post.

martes, enero 15, 2008

Continuando con el post del 2007... el Portuloco

Me tuve que salir del despacho corriendo. El retortijón me doblaba y regresaba cada vez con más fuerza. No podía permanecer ahí, el tiempo se agotaba (así, como el comercial del agua), por lo que pedí un taxi haciendo claro que lo necesitaba con la más rotunda de las urgencias. Partí hacia mi hogar.

Horas más tarde, Srta. P me llamó para conocer mi sugerencia para el día, naturalmente era viernes y, en nuestra religión, no salir a echar al menos 3 tragos en viernes y sábado, es pecado (y de los capitales ehhh!). Mi situación fisiológica no me permitía buscar mucha aventura ese día, pues bien podía terminar sorprendida de manera poco grata. Así, expuse mi triste y fatídica situación a mi cómplice, quien aceptó echar la copa en mi casa.

Según recuerdo (porque de esto ya tiene casi un año), P entonces traía un crush por un colaborador de su empleo, así que pasamos un rato platicando de los sucesos importantes de la semana, dedicando especial apartado a aquél crush que emocionaba tanto a la querida P; todo esto al sonido de la música que también nos acompañaba. A eso de la una de la mañana sonó su celular: el crush le buscaba, solicitando su presencia en algún lugar en el que también el se encontraba consumiendo unos shuuuups con un amigo suyo. No pude negarme a acompañarla, soy muy respetuosa del pacto de la amistad, el cual, me constreñía a iniciar con ella esa aventura nocturna.

Supuse que el crush ya andaba borrachón cuando, no obstante de seguir al pie de la letra todas y cada una de las indicaciones recibidas, seguíamos sin llegar al punto de encuentro. Echando mano de nuestro excelente sentido de ubicación y después de unas cuantas preguntas a los transeúntes de la zona, llegamos al bendito establecimiento: un lugar chiquito, de muy poco glamour, pero aparentemente barato y de ambiente de compañerismo. Como gran parte de los asistentes masculinos que ya se encontraban en el lugar hizo patente el gusto por la carne fresca que acababa de llegar, invitándonos a unirnos a sus mesas y haciéndose los graciositos tratándonos con familiaridad (chale! Me pregunto si alguna vez les ha funcionado. Sigo dudándolo, pero entonces porqué demonios siguen haciéndolo??), preferimos esperar afuera mientras P exigía por teléfono que fueran por nosotros a la entrada.

El crush salió con la novedad de que tenían algo así como cinco minutos de haberse ido, porque creyeron que en realidad no íbamos a ir, que porque ya nos habíamos tardado (pos claro imbécil, no sabes lo pinche difícil que es llegar a un lugar cuando no te dicen bien cómo llegar!!!!). Pidieron que esperáramos justo donde nos encontrábamos y que en cinco minutos llegarían por nosotras para seguirla en otro lado.

Tal y como lo sospechaba, el crush ya iba bieeeen pedal. Salió del lado del copiloto a saludar a la P, quien nos presentó. Acto seguido, el amigo baja (como dirían los polecías) de la unidá, y es presentado por el crush. A veces, uno como amigo tiene que sacrificarse por los amigos- me repetía a modo de mantra cuando caí en cuenta de que estaría pegada al amigo toda la noche en obvio de que mi amiga seguramente se aislaría un poco con su crush, y que también parte de mi misión era tratar de quitar los mayores obstáculos en ese camino; en este caso, el amigo, quien era medio feo, un poco chubby y tenía cara de ser medio teto. Siguiente parada: un bar de nuestros consentidos!

Ya en el bar descubrí que no estaba tan teto, que APARENTEMENTE teníamos como que muchas cosas en común y que tenía buen sentido del humor. Así empieza la historia del Portuloco, el error amoroso del 2007, misma que continuará…

…Mameswey, ahora que lo pienso y lo escribo, el desajuste estomacal debió ser una señal que en su momento, no reconocí.

lunes, enero 14, 2008

De sentencias, dilemas y riesgos.

El jurado sesionó y ya había llegado a un acuerdo. La botella me señaló y ellos sentenciaron. Me asignaron como castigo besarle, un picorete. Él me advirtió que los besos le gustaban con un poco más de intensidad y esfuerzo a lo prescrito por órdenes de mis jueces. La frase duró nanosegundos en mi cabeza, sin embargo, miles de ideas hicieron remolinos de confusión al mismo tiempo.

Cumplir con la condena era seguro, la voluntad propia no intervenía en el hecho de besarlo, era voluntad del jurado. Hacer caso de la sugerencia no lo era tanto. No supe si ésta ultima fue formulada en tono de broma o en súplica elevada en voz baja y disfrazada. De cualquier manera, la segunda implicaba cierto grado de riesgo y finalmente, me resulta altamente complicado lidiar con cierto tipo de rechazos. Generalmente, me esfuerzo por diluir la intensidad del interés del tipo romántico con actitudes de aparente indiferencia porque me siento en control de situaciones, al menos frente a la gente, incluido por supuesto el objeto de mi capricho, aunque a veces tras bambalinas termine reprochándome la falta de coraje y arrojo precisamente por no arriesgar y, por ende, no ganar.

Comencé a reducir la distancia que nos separaba lo más lento posible. Necesitaba ganar tiempo. “Sí” me aconsejaba arriesgarme: al fin y al cabo, ya habíamos bebido demasiado y me sugería que si él me había señalado cómo esperaba recibir el ósculo (sin albur, jejeje), las probabilidades de una obtener reacción negativa eran visiblemente bajas. Mi corazón empezó a latir con fuerza. “No”, por su parte, miraba a “sí” con recelo y me susurraba que aunque las probabilidades pudiesen ser bajas, existían de cualquier manera posibilidades de que el castigo combinado con voluntad propia trajese malas consecuencias. De repente, no había más distancia que recorrer, me encontraba cara a cara con el dilema y no podía postergar más la toma de decisión.

Tomé su cara entre mis manos. Las miradas se cruzaron, así que para que los ojos no me delataran, decidí aprisionarlos en mis párpados. Conforme cerré los ojos, acercaba el rostro al mío al tiempo en que mi cara acortaba también el espacio ente los labios. La adrenalina fluía cada vez con mayor intensidad y el autocontrol iba cediendo al químico segregado, como los sentidos al enervante. Me sentía desvanecer y no lo podía permitir. Estaba casi débil, por lo que sacando fuerzas de flaqueza, tomé la resolución. Junté los labios con los suyos, los oprimí y luego los liberé.

No vi (o no quise ver) la reacción que vino, por lo que una vez que me separé de el volteé la cabeza en un rápido giro y regresé a mi lugar.

Dicen que el “hubiera” es la conjugación en pasado del verbo “ya ni pedo”; pero hoy me pregunto qué hubiera pasado si hubiera tomado el otro consejo. Como diría mi nana: Ni hablar...

... pinche botella, me delató! (No por perjurar, pero creo que me echó de cabeza. O la que se echó de cabeza fui yo??). De cualquier manera, pinche botella.

viernes, enero 11, 2008

De albercas y dientes voladores

Siempre tuve nana, desde que tengo uso de memoria. Recuerdo que ella me atendía hasta el más mínimo detalle, y yo, en tal virtud, vivía tras sus faldas; eso, al menos hasta la hora de llegada de mi papá, tiempo en que salia de su delantal para atarme a la pierna de mi padre.

No obstante de contar con una persona dedicada a la atención de mis necesidades todo el día, mis padres consideraron debía asisitir a la guardería. No se si la personalidad ya viene determinada desde el momento de nacer o si se contruye y moldea por los acontecimientos que van determinando las etapas de nuestra vida. Parece que ya desde entonces mostraba poco interés por muchas personas, y en contraste, era muy arraigada a otras, pero mis progenitores decidieron enviarme con el propósito de que socializara, que conociera gente, que hablara más.

Simpática e hilarante la vida, la conocida Ley de Murphy aplicó también para el propósito de mis padres. Una vez que comenzé a asistir a la guardería infantil, conservé la serenidad frente al cambio de mis actividades cotidianas. También conservé las debidas distancias del resto de mi compañeros. Las pocas conversaciones desarrolladas las hacía para cuestiones muy limitadas, generalmente marcadas por alguna necesidad; o bien, para corregir o advertir alguna situación que me pareciese incorrecta; nada más.

El recreo no era la excepción. Contrario a las esperanzas de mis padres por que empezara a contar simpáticas de eventos ocurridos en la hora del recreo, no me congregaba con algún otro niño o grupo de ellos para disfrutar del esparcimiento al aire libre. En su lugar, prefería ir a las jardineras a buscar catarinas o lombrices. Otra de mis diversiones era pararme justo a la orilla de la alberca (que más bien era un chapoteadero, pero a ésas tiernas edades la percibía de dimensiones olímpicas), tomar suficiente impulso para brincar en su interior y finalmente, fingir que nadaba aventando brazadas mientras corría desplazándome de un extremo a otro. Importante resulta acotar que en obvio de que la guardería era de red de seguridad social gubernamental, no era ostentosa, por lo que había mucho pinche chapoteadero, pero siempre vacío; por lo que el agua que eventualmente se llegaba a alojar en la alberquita, era únicamente de lluvia. No obstante, jugar en el siempre me divertía.

Uno de esos días en que me encontraba ejecutando uno de estos inverosímiles chapuzones, un niño al que no vi, ni recuerdo, pasó corriendo justo a mi lado, aventándome al interior del depósito, al tiempo en que yo perdía totalmente el control de mi cuerpo. Aterricé con la cara, o más bien, con los dientes que no protegí debidamente por gritar de miedo mientras me acercaba al suelo.

No recuerdo dolor, pero entré en pánico una vez que me ubique en dimesiones y, que tratando de reincorporarme para averiguar quién había sido el autor de semejante fechoría, descubrí un riachuelo de sangre que tenía origen en mi boca. Acto seguido, vi la expresión atónita de mi maestra que, junto con niños y personal de la guardería, ya se habían empezado a juntar a mi alrededor para tener un buen lugar en la contemplación de los sucesos derivados de dicha partida de madre. - Búsquenlos- Dijo la Miss. Me pregunté a qué se refería, pero seguía tremendamente asustada por la sangre que seguía emanando, por lo que no tuve la claridad intelecutal suficiente para realizar hipótesis respecto del significado de dicha frase. Comencé a sorber la sangre que salía de mi boca, nunca me ha disgustado su sabor y era mejor tragarla que permitir que siguiera ensuciando por mi ropa. Al realizar los gestos necesarios para ir limpiando la sangre de mi boca para después tragarla, pasé la lengua por mis dientes. Algo no estaba bien, pude percibir su asuencia: El golpe me tumbó dos dientes!!!!!! los frontales superiores, desde luego.

Fue un shock! tanto, que no recuerdo si aparecieron los chingados dientes, si me los regresaron o se los dieron a mi papá cuando pasó alarmadísimo por mi.

De ese momento en adelante recuerdo muy pocas cosas. Sólo recuerdo que me preguntaron por el sabor de me preferencia en menesteres de paletas de hielo. Limón- contesté sin dubitación. Me comparon la paleta de limón y también recuerdo que la comí en frente de todo mi salón, disfrutando la envidia del resto de mi clase por no tener ellos una paleta de hielo. Ya no lloraba, sino que mi atención se encontraba totalmente enfocada en la degustación del manjar. En algún momento sospeche que me habían dado la paleta para que no me quejara tan firmemente con mis padres, casi solicitando la cabeza del personal en charola de plata, por su falta de cuidado; algo así como un jugoso cohecho, una generosa dádiva por mi ecuanimidad. Años después comprendí que no fue por ello, sino por detener la hemorragia.

A la llegada de mi padre al lugar, me retiré a mi hogar. No supe si se peleó con ellos o si sólo llego a salvar a su princesa en desgracia, prefieriendo dejar los reclamos para posterior ocasión. Sólo se que fuimos a casa, y que pasé mucho tiempo sobre su pecho, recostada viendo tele.

La hora de la comida llegó. Tacos Dorados de pollo. Me dispuse a llorar. Mi padre no sabía que pasaba, pero de la tranquilidad pasé a un estado de exhaltación evidente.

Papá de Profana: Que pasa princesa??? porqué lloras chatita??

Profana: Es que hay tacos dorados de pollo... y no los puedo masticar porque ya no tengo dientes. Buaaaaaaaaaaaaa! y si me muero de hambre por no poder comer???

Papá de Profana: (supongo que le causó hilaridad mi observación, pero en vez de reirse puso cara de absoluta empatía). Si puedes comer, sólo muerde de lado, así.- dijo mientras daba la mordida al taco con sus dientes laterales.

Profana: (Siempre preocupada por los modales, ja) Pero es que nadie come así, me voy a ver rara.

Papá de Profana: Yo voy a comer así de hoy en adelante para que no te sientas mal.

Y así fue. Él comió de lado por mucho tiempo, y años después, cuando a él le quitaron la sal por motivos de salud, yo dejé de comer sal en solidaridad y para devolver el favor (bueno, eso y que también lo amaba). Me cae que mi padre me enseñó más de lo que puedo estar consciente. Pero bueno, eso ayuda a saber de qué lado masca la iguana.

Moraleja: no nades en albercas vacías, y mucho menos trates de ejecutar intrincados clavados.

miércoles, enero 09, 2008

De consideraciones oníricas

Lo malo del hombre/mujer de tus sueños, es que se quedrán en tus sueños, pero no serán parte de tu realidad.

martes, enero 08, 2008

De la infatuación más pendeja del 2007 (parte III).

Seguimos viéndonos un tiempo. Yo seguía preguntándome qué demonios hacía el Mr. saliendo conmigo; pero mientras, me encontraba feliz. No siempre concordábamos en puntos de vista de algunas cosas, pero cada uno siempre hacía valer férreamente sus opiniones, cosa que me encantaba. Para ser honestos, me emocionaba muchísimo salir con él, me encantaba la forma en que se dirigía, me tenía verdaderamente cautivada, arrebatada, suspendida en una realidad alterna … como si no estuviera yo misma en mi vida.

Ese día era jueves. Srta. P y yo habíamos resuelto ir al barecito aquél en que nos conocimos, ése en el que nos hemos convertido en clientes más que frecuentes. Recibí una llamada de Mr. Amb. invitándome a salir. Le sugerí que nos alcanzara.

Después de unos minutos, nos alcanzó en el Bar. Bailamos, bebimos, conversamos, la pasamos genial. A ratos, suponía lo bueno que sería tenerlo en mi vida, de planta, como algo siempre presente. No pude evitar emocionarme. Sabía lo que quería, y lo quería a él.

Salimos ya de madrugada. Llevamos a la Srta. P a su casa y después me acompañó a la mía.

Mr. Amb.: Podría pasar al sanitario?

Hasta ahora, el nene no había pasado a mi casa, soy un poco quisquillosa de mi espacio, y como antes había comentado, no dejo que mucha gente entre.

Profana: Si, pasa.

Esperé a Mr. Amb. en la sala, mientras el hacía lo propio.

Mr. Amb.: Debe ser increíble vivir solo. No vivo con mis padres, pero no es igual a ser independiente.

Se acercó. Me besó con desesperación.

Mr. Amb.: Tengo algo que decirte.
Profana: (no mames, creo que ahora si, como que se me hace que me va a solicitar exclusividad…. No mames!) si? Dime.
Mr. Amb.: Mira, como ya te comenté, hace un rato no ando formalmente con alguien, y pues medio me fue mal con mi última novia….
Profana: (si wey, awebo, como que este arroz esta a punto de cocerse… siiiiiii). Lo se.
Mr. Amb.: Y te he conocido este tiempo, y puedo decir que eres una niña súper linda, divertida, y eres increíble….
Profana.: (no mames, sí, me va a pedir que andemos…. Ya no digas más….obvio que quiero andar contigo). Gracias- dije ruborizada.
Mr. Amb.: Y para ser honesto… pues no ha cambiado mi punto de vista, no busco una relación seria (inserte aquí efecto sonoro de disco rayado)… pero me encantaría pasar la noche contigo!
Profana.: (inserte acá efecto sonoro de corazón que se quiebra). Agradezco tu sinceridad… pero tampoco es lo que yo busco. Me gustas, me caes increíble y me la paso súper bien contigo… pero yo creo que mejor pasas la noche en tu casa. Te lo agradezco, pero no.

Mr. Amb. se fue de la casa. Sentí como si me tiraran una cubetada de agua fría, que digo fría, con hielos!. Me sentí engañada… mucho teatro para terminar en esto… me había ilusionado tanto, jamás estuve preparada para esta situación, nunca lo vi venir.

Me sentí muy mal conmigo. Fue un duro golpe a mi ego. Si me preguntaba qué demonios hacia este personaje conmigo, ahí tuve la respuesta. Me reproché mucho tiempo no ser más inteligente, o más bonita, delgada, de ojos de color claro, quizá más blanca o güerita. Pasaba largos ratos sacando vacías conjeturas de si las cosas hubiesen sido igual si no le hubiera dicho que vivía sola, probablemente si hubiera sido una “niña de familia” las cosas hubieran sido diferentes. Posiblemente si tuviese apellido de alta alcurnia y pedorraje las cosas hubieran tomado otro curso… intenté explicarme por todos los medios porqué no fui suficientemente buena. Huelga decir que nunca obtuve la solución a semejante enigma.

Después me contaron que se lo encontraron por acá y por allá. Dicen que siempre preguntaba cortesmente por mí. Cuentan que aquéllas veces que se lo encontraron, nunca lo vieron acompañado de dama alguna. Me enteré que cambió de trabajo. Un día me lo encontré de nuevo pero eso, como diría la Nana Goya, es otra historia. Tiempo después me enteré que se hizo de una novia bonita y que, por la escuela de la que es egresada, podría inferirse que es inteligente. No pude evitar sentirme insuficiente otra vez, y nuevamente, me quedé en una isla de conjeturas que nunca tendrán verificación de respuesta. Creo que aún sigo con muchas de esas ideas en la cabeza, que no lo he exorcizado del todo. A veces me pregunto cómo hubiera sido, o qué hubiera pasado si no la hubiera regado tan garrafalmente la ocasión en que lo encontré nuevamente... sigo preguntándome qúe me faltó, en qué la regué la primera vez (la segunda fue muy obvio, y después les contaré). En algún punto del tropezón mucha de la seguridad en mí salió disparada por algún lugar, y no le he encontrado bien.

Y esa fue la infatuación más pendeja de 2007. Hacía mucho tiempo que no me encontraba tan emocionada con alguien, años sin que nadie causara semejante impacto en mí. Supongo que eso fue lo bonito de todo esto… aunque todavía hay preguntas que me hago, y que sé que se quedarán sin despejarse. En fin, así es la vida.

Chale, nací para perder!

lunes, enero 07, 2008

De la infatuación más pendeja del 2007 (parte II)

No pude dormir. Pero me dediqué a soñar toda esa… bueno, madrugada. Repasaba cada movimiento, cada sonido, su voz y esos ojos. No sabía mucho de él, pero tampoco me importaba, estaba cautivada con lo que había visto, y eso era suficiente.

Pasaron los días, y con ellos, aumentaba la expectativa. Cada nuevo día podía ser aquél en que él me hablara. El Jueves fue el día… sonó el teléfono, pero no reconocí el número..

Desafortunadamente, el día que quería que nos viéramos, tenía que tomar vuelo a Guadalajara por asuntos de trabajo, pasaría en esa ciudad el fin de semana y regresaría hasta el otro jueves. Propuse vernos al siguiente viernes. Tampoco se pudo porque el salía del DF ese fin. La propuesta fue vernos el miércoles siguiente a que regresara del fin de semana. Tuve que cancelar a horas del evento porque se iba a llevar a cabo una junta de último momento, prometí llamar para acordar nueva fecha.

Saliendo le llamé. El viernes y sábado tenía ya compromisos, por lo que sugerí vernos al día siguiente. A su decir, el día que había seleccionado le era complicado por asuntos familiares. Propuse dejarlo para la semana siguiente. –No- contestó, -ya se ha pospuesto demasiado esta cita, te veo mañana-.

Me sentí andar en pantuflas de nube. Me arreglé, sonreí todo el día, tarareaba cancioncillas e hice más bromas de lo habitual (ah, el efecto embriagador del enamoramiento). Horas antes del encuentro me encontré en pánico. Tenía una sensación muy extraña: era como volver a subirse a la bicicleta, sabía que la había conducido antes… pero ahora que la tenía en frente, me preguntaba si podría volver a hacerlo. Igual era con la cita, recordaba haber tenido varias, sin embargo, ya no me acordaba tan bien de cómo eran esos ardides.

Cuando llegué al lugar acordado, un barecito muy de moda, me encontré de nuevo con esos ojos, verdes, justo como los recordaba. Sonrió mientras iluminaba mi rostro con su sonrisa. Me recibió con gusto y familiaridad… tuve la sensación de sentirme casi en casa.

Platicamos mucho. De lo que hacía, de lo que quería de la vida, de sus aficiones, de anécdotas, amigos, música, etcétera. Era un joven trabajador, con hartas ambiciones, con ganas de crecer, ser y tener más; había viajado bastante, según pude vislumbrar y había vivido en el extranjero varios años. Yo hice mi trabajo de marketing inventando de improviso estratagemas para que viera lo maravillosa que soy (aja!), conservando siempre mi parte Mr. Hyde, al fin y al cabo, así soy yo. Trataba de verle mientras el bajaba la mirada para tomar su trago de la mesa, no quería poner en tan franca evidencia lo mucho que me perturbaba su presencia, su voz y los ojos brujos. Se me escapaban sonrisas aún en el silencio, sin razón aparente.

Profana: Bueno, disculpa la intromisión, pero el asunto familiar salió bien??
- Si, todo perfecto. Disculpa por haberte citado un poco tarde, pero no me podía zafar muy rápido- Respondió como no queriendo dar mucho detalle.
Profana: No, está bien. Algún problema?
No, sólo que mi mamá se va de viaje y quería que estuviéramos el mayor tiempo posible.
Profana: Pues qué bien. Se va por largo tiempo?
Si-

A este punto, las respuestas de la familia se empezaron a hacer muy cortas, escuetas y noté que prefería cambiar de tema, situación que me inquietó un poco. Decidí averiguar más; así que a punta de más cuestionamientos descubrí que el nene era hijo de un personaje de la política exterior de México, que se había desempeñado cargos en organismos internacionales y hasta como embajador en algún momento de la vida. Al parecer también, al nene no le agradaba mucho hacer ostentación de éstas cualidades familiares.

Cambió pronto la conversación, la dirigió hacia otro lado. Le seguí la corriente. Sentí como miedo, si de suyo el nene, al que en obvio de la situación decidí bautizar como Mr. Ambassador, ya me ponía bastante nerviosa, la información que recibí no me ayudaba mucho (qué chingados hacía este nene conmigo… o sea, como que podía salir con viejas súper buenas, mucho mejores que yo, al menos, y “de mundo”, qué hacía conmigo, que no era ninguna de ésas dos??). El, como solía, siguió platicando de otras cosas, con su acostumbrado carisma. Me volví a perder en los ojos.

Decidimos retirarnos del lugar. Se ofreció a llevarme a casa. Caballerosamente, abrió la puerta del coche y me acompañó a la puerta del edificio.

Mr. Amb.: Me la pasé súper bien, me encantaría volverte a ver. Hace tiempo no platicaba tan a gusto con alguien.- Puso otra vez los ojos como de gato regañado.

Sentí que se me encajaba no se qué en el pecho de ver esos ojos.

Profana: Ah, qué lindo. Gracias por el cumplido. Claro, me encantaría que nos viéramos nuevamente. Nos ponemos de acuerdo.

Mr. Amb: Claro. Sólo espero que en esta ocasión sea menos complicado ponernos de acuerdo.

Se acercó… Me besó!!! Sentí el Pop! Desaparecí de la tierra por segundos, momento casi nirvánico. La adrenalina corría por mi cuerpo, era muy extraño, me encantó sentir esos labios carnosos, pero por momentos quise que desapareciera el cuerpo, quise raptarle el alma, tomarla a hurtadillas y guardármela en el bolsillo.

Me despedí de él, agradecí nuevamente el momento y me metí a la casa.

Ya con la mente un poco mas fría, decidí googlear al Mr. Amb., pensé que igual me había dicho todo eso para lucir más interesante; eso y bueno, que al final del día uno ya no se puede creer todo lo que le dicen (nada de suspicacia de mi parte). El resultado fue que era cierto lo que me contó.

Hasta aquí el capítulo de hoy, esta historia continuará … mismo blog, en su hora de preferencia.

viernes, enero 04, 2008

De la infatuación más pendeja del 2007.

Era la ocasión perfecta para pasármela de maravilla. Srita P. cumplía años y decidió celebrarlo en aquél bar al que somos asiduas desde hace tiempo. El buen trato y el compañerismo estaba al menos garantizado; la comitiva también tenía todo el ánimo de echar todo el desmadre posible para llenar el anectodario, o en su defecto, para sacar buenas carcajadas durante el cuchicheo telefónico del día siguiente.

Yo iba acompañada por Lady Red, una amiga suya y Forrest. Pasamos al obligado y siempre agradable precopeo en la Condesa, la siguiente parada sería el bar... me encanta andar de marcha!

Llegamos a nuestro destino. Un brindis tras otro por la festejada, charla, baile, carcajadas, chistes. Un momento después, la mirada se cruzó con esos ojos brujos, verdes. Algo me dijeron, no se bien qué, pero hacía ya tanto tiempo que unos ojos no me causaban tal impacto. Quedé sorprendida.

Con gusto descubrí que se sentó en la mesa de enfrente, justamente ubicado hasta donde yo estaba. Podía sentir continuamente su mirada. brindaba y reía con sus amigos, y discretamente, en nanosegundos, me dirigía una sonrisa acompañada de esos ojos brujos.

Habrán ustedes de saber que para ciertas cosas soy en realidad muuuuy tímida. En este orden de ideas, intentaba aplicar la tipiquísima estrategia de sostenerle la mirada por algunos segundos y sonreirle; pero verdaderamente no podía. Sentía que las revolucionadas pulsaciones que tenía se notaban por encima de mi blusa... me encontraba absolutamente vulnerable. Máxime que ya era algo evidente que el niño me seguía echando ojitos y flirteando con esta servidora. Sin embargo, no se acercaba.

Pasaron así como 2 horas... yo seguía echando desmadre en obvio de que mis habilidades para el ligue son verdaderamete limitadas. Me dirigí hacia la entrada del lugar para poder contestar mi teléfono, otro invitado solicitaba referencias claras para llegar al lugar. Cuando colgué y me dirigía de nuevo a mi mesa, me interceptó justo en la entrada.

- Esperas a alguien??- Me dijo clavando los ojos brujos sobre los míos.
Profana: Titubee para contestar (es increíble cómo las habilidades intelectuales se ausentan de uno cuando alguien que te ha causado tal impacto se dirige a ti, hasta para la respuesta más pendeja)- No, un amigo que no sabe cómo llegar.
- Y tu novio? (o sea, así o más típico?, pero aún así, me derritió).
Profana: No tengo- (pero como que tu encajas perfectamente en el perfil de la vacante) contesté con indiferencia.
- No te creo. Una niña tan bonita como tu no puede no tener novio.- Dijo con esa pose mezcla entre Sinatra y Gardel, pero mejorados.
Profana: Pues no tengo, ya ves.- ( nomameswey, creo que si le lato)- Disculpa, pero voy de regreso con mis amigos (No me chingues, pendeja, de verdad acabas de contestar eso??? era tu oportunidad!)
- Veo que estás en la mesa de enfrente a la mía, ahora me acerco a brindar contigo va??-
Profana: (awebowey... back on track!) ok.

Ya después me alcanzó en la mesa, platicamos un poco, bailamos y yo me sentía la mejor vieja del mundo. Los amigos con los que llegué se fueron, prefería regresar en taxi a mi casa antes de perder la oportunidad de estar aunque fuese otro ratito con él. Sus amigos se fueron después, querían seguir la fiesta en otro lado. Se acercaron a notificarle el plan y me invitaron a seguirla con ellos. Decliné la invitación porque Srta. P, la festejada, seguía en el antro. El declinó la invitación también, no obstante ninguno de sus amigos se quedase en el lugar.

Más avanzada la noche (que más bien para estas horas ya era muy de madrugada), el intercambio de teléfonos y de datos personales fue llevado a cabo. Mis amigos pensaron que ya era hora de irse cuando empezaron a poner "las calmadas" y las luces empezaron a encenderse gradualmente. Jamás me di cuenta de esos sucesos, seguía embelesada en los ojos brujos, y no se ni recuerdo cuánto tiempo me perdí en ellos.

- Me encantaría verte de nuevo- Me dijo ladeando la cabeza poniendo esos ojos de gato de Shrek.
Profana: Bueno, tienes mi número y a mi también me gustaría. Márcame y nos ponemos de acuerdo, ok?. Me temblaron las piernas... casi juro que tartamudeé.
- Créeme que lo haré- contestó esbozando una sonrisa, de ésas que el hacía y se me iluminaba el mundo.

Se acercó, me besó la mejilla y partí del lugar.

Como la historia es medio larga, la dividiré en varios posts... por lo que esta historia continuará....

Actualización.- No mamen, no se que chingados hice, pero creo que ya no aparece el link para que pongan comentarios, así que si alguien pudiera ayudarme mucho agradecería que me dijeran cómo restaurar el errorcito. Pueden dejar sus instrucciones en el post anterior, o bien, mandarlos a profana@live.com.mx, donde serán atendidas las bien recibidas instrucciones.

Por su Atención Gracias, Atte. Sorbitos y soliloquios al servicio de la comunidad.

miércoles, enero 02, 2008

El Cuchitril Gate

Agradeciendo a todos los que me leen, reconozco que el post pasado pudo no haber resultado de mucho interés, considerando que los eventos premiados en las categorías no les han sido contados, por lo que hoy, comenzaré por contarles del Cuchitril Gate.

Pues entrando en materia. Una de esas veces que me fui de viaje de trabajo a Guadalajara, abandoné mi hogar una semanita. Al regresar, me doy cuenta que no hay luz; sin embargo, como llegué un poco tarde y supuse que era un fusible el que me había jugado la mala pasada (bueno, eso y que estaba cansadísima), decidí postergar las gestiones eléctricas para la mañana del día siguiente.

Ya dispuesta a llevar a cabo la diligencia del cambio de fusible, Oh sorpresa!!!!... nomás no podía cambiar la chingadera porque ni siquiera había ... bueno, eso donde se ponen los fusibles (transformador????).

Tal situación causó mi más profunda indignación, por lo que, peleonera como soy, tuve a bien dirigirme a la companía de Luz y Fuerza del Centro con mi recibo en mano.

Estúpido de la Luz: diga?
Profana: Hola, oye, vengo a ver que pasó. Me fui de viaje unos días, regreso y descubro que me cortaron la luz y se llevaron mi medidor. Mira (extendiéndole el recibo) acabo de pagar la luz, y hasta tengo saldo a favor, como puedes constatar en este papelito.
Estúpido de la Luz: A ver, deja lo checo. (revisa el monitor de la compu que tiene enfrente). Ahhh, pos acá está. Es que estás colgada de la luz.
Profana: No me venga con tonterías. Cómo voy a estar colgada de la luz, si la compañía me manda un recibo por esta alta cantidad, lo pago y encima tengo saldo a favor???? por Dios, no sea obtuso.
Estúpido de la luz: Pos aquí dice eso. - Seguido de la típica respuesta de viernes- Ora hasta el Lunes!!!
Profana: Oiga, pero por favor, si le estoy demostrando que no me estoy colgando de la luz... no me puede dejar sin luz hasta el lunes!!!
Estúpido de la luz: Pos ya le dije, ora hasta el lunes.

Bueno, para no hacer el cuento largo, así seguimos neceando un buen rato; hasta que discerní que ya no había más que hacerle.

Por la tarde, me habla Lady Red, pidiendo asilo político por el fin de semana. Se había peleado con su novio y no lo quería ver, por lo que literalmente, se iba a esconder en mi chalet (si, tu).

Después, me marca Poniatos, otra buena amiga, solicitando también la cortesía de hospedaje, pues había tenido una terrible discusión familiar y no quería pasar el fin de semana en su casa.

Minutos más tarde, recibo la llamada de una de las protagonistas de este post: Charms Wannabe. Necesitaba en donde pasar la noche del sábado, pues una de sus hermanas se iba a ir de fin con el novio, pero como el padre no toleraría esa situación, habían tenido a bien decirle que iban las 2 hermanas, obvio, mi "amiga" no iba a acompañar a la hermana.

Previa advertencia de la falta de luz (y un poco de desahogo por el suceso), acepté con gusto que vinieran a quedarse. Finalmente, mi casa es su casa y no lo digo como un acto de cortesía o como respuesta mecánica de buen gusto y educación. Realmente a pocas personas les abro la puerta de mi casa, pero a aquéllos con quien lo hago, saben que lo ofrezco de corazón (si, señores, Profana también tiene un lado bueno y cursi).

Mi casa es pequeña (por ser eufémicos), es un huevito. Sin embargo, todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar; al menos eso dicen, yo jamás me he metido en un jarrito, por lo que no podría decir a ciencia cierta si es mito o verdad; pero todos nos acomodamos en mi hogar. Corrió bastante alcohol a la luz de las velas (porque, obvio, la eléctrica ni para cuando) y nos fuimos a dormir ya un tanto hebrias.

Al día siguiente, la barbacoa era un cánon con el que no podíamos dejar de cumplir. En nuestra evidente cruda, decidimos regresar al hogar a tirar flojera, sacar pelusa del ombligo y platicar.

Cabe hacer mención de que hice un buen coraje cuando descubrí que la noche anterior, Charms Wannabe se metió al baño y sin menor cuidado, chorreó toda la cera de vela posible por todo el cuarto (y lo que más me enojó fue que ni el intento de limpiar algo hizo), eso sin mencionar su constante queja durante toda la noche por la falta de luz. Ella no pagó un peso ni para el chupe ni el desayuno ni nada, pues no traía dinero. Después, no obstante de advertirle que tuviera cuidado con su vaso porque se iba a caer, me rezongó... y al final, el vaso se cayó. Al ver que Wannabe no haría el intento si quiera de incorporarse de su letargo, y mucho menos para limpiar el desperfecto (horror de horrores, pues si ella no es chacha); tuve a bien desplazarme a la cocina para agarrar el trapeador y un balde de agua. Empecé a limpiar el suelo, mientras la linda chiquilla me decía alentadoras frases como: Así no se limpia; mira, estás regándolo más; tállale bien.

Para estos momentos, ya sentía una vena punzar en mi frente... pero venía lo peor. Charms Wannabe saca la siguiente frase de su ronco pecho:

- Ay, Profana, no mames, todavía que vives en un CUCHITRIL, y ni lo puedes limpiar bien!!!!!

La comitiva se quedó helada esperando mi reacción, como quien ve al golfista agarrando toda la fuerza para darle bien a la pelota, con la atención que se le da al boxeador que va a dar el último golpe. Sólo se hizo el silencio.

Tuve que invitar a Charms Wannabe a inventar la mejor excusa posible para justificar su pronto regreso al hogar. En mi casa no se podía quedar más.

Lo que más me molestó, a parte del mal gusto del comentario; es que yo consideré a Charms Wannabe por muchos años mi amiga. Ella junto con mis amigas, fue testigo de lo mucho que me ha costado tener mi departamento, así, chiquito, pero con todas las comodidades que se han podido... simplemente pensé que tal conducta no era de amigos. Y lo peor, Charms ahora vive una vida más o menos acomodada porque se agarró un novio con dinero que le da suficiente para que ella no lo moleste con temas como matrimonio, porque si no, se le va la mina de oro; pero sé que ella no tendría lo poco que yo tengo por sí sola. Me molesta que fue tan apegada a mi cuando la invitaba a comer a casa cuando vivía con mi familia porque en su casa muchas veces no había nada que comer, y ahora que tengo que ser más cuidadosa con el dinero, me haga de menos porque ya no puedo invitarla a todos lados, o porque no tenga una casa con 4 recámaras y 2 coches a la puerta como antes.

Ya después, por eso de el martes me reinstalaron el servicio eléctrico.... y la luz se hizo, pude ver claramente de nuevo, así que me me alejé de ella porque me di cuenta que no era mi amiga... y ps, no había motivo para que siguiera en mi vida.

Y esa, amigos y amigas, fue la historia del cuchitril gate. Ya después les contaré las otras anécdotas del año anterior.

Del 2007

Pues supongo que es un poco tarde para hacer el recuento del 2007, pero dicen que siempre es bueno hacer un pequeño recuento de lo más importante del año, nomás para que quede para la posteridad.

Mejor concierto: Soda!
Merece mención también en este apartado: Sanz y Ricky! (y qué, y qué)

Evento desafortunado: el Cuchitril gate, del que postearé en otra ocasión.

Peor pleito: uno que tuve con mis amigas por su indiferencia ante los sucesos del Cuchitril gate.

Evento laboral de chorrillo: Las broncas con un cliente en mi anterior trabajo.

Infatuación más pendeja: Mr. Ambassador, quien también se lleva el premio a la desilusión amorosa del año! Felicidades!

Error amoroso: el Portuloco.

Evento super feliz: La llegada de Calcetines a mi casa! (mi gato)

Mejor fin de semana: El que pasé con las amigas... ya extrañaba!

Peor viaje: Camping en semana santa a Veracruz... no lo vuelvo a hacer.

Mejor viaje: Guadalajara!

Peor Libro: La ecuación Dante. pffff, qué mamada!

Mejor peda de cumpleaños: empate, el de la Srta. P y el mio.

Mejor Canción: 22: The death of all the romance; The dears.

Chupycuate del año: El Tuercas.

Mejor artículo robado: Servilletero de cantina (obvio, con el logo del murciélago).

Peor pendejada: Aquella vez que hice un recuento de todas los artículos de sexo leídos a través de los años en Cosmopolitan, para que un wey creyera que era yo toda una diosa sexual y se quedara conmigo por lo bien que cogía... resultado??? creo que el wey se espantó por creerme una ninfómana perversa y me mandó a la chingada. (dónde habré dejado mi Ritalín esa vez???). Ya luego posteo este tema con más calma, que merece glosa aparte y extensa (como 3 o 4 posts).
Mejor "viaje": La que me puse en el after de mi cumple y me cagué de risa como 3 horas porque el Calcetines mordió al Portuloco. jajajajaja.

Peor "viaje": Una que agarre en la casa del jefe de una de mis amigas, muy mal viaje. Total que yo ya me quería bajar y nomás no podía, y duré en el viaje como 4 horas y me puse super mal.

Y básicamente creo que eso es todo, pero si alguien propone otra categoría que pueda premiarse, la apuntamos!!!