lunes, marzo 31, 2008

De niños y juguetes

El teléfono me dio aviso de guardar un nuevo mensaje para mí. No pude sino sorprenderme por el nombre del remitente. Habían pasado dos semanas desde que nos conocimos y ahora recibía otra vez un mensaje suyo.

Ya conocen la historia de cómo nos conocimos (la relaté en este post). Después de eso, quedamos de vernos un día entre semana para irnos al cine o tomar un café. Tuve varios compromisos esa semana, por lo que el encuentro no pudo darse. Me invitó a salir el fin de semana, pero iba a salir del Distrito Federal, por lo que sugerí la siguiente semana para apuntar la reunión. Él me dijo que le resultaba imposible, pues salía de vacaciones de semana santa.

Después de eso, poco supe de él. Pensaba que el creería que estaba siendo poco accesible para él a modo de receta de técnica de ligue, y que por tanto, no me buscaría más. Eso, sin embargo, no me pesaba.

No obstante, ahí estaba otra vez. Anunciaba su regreso a la ciudad y me sugería concertar de una vez y por todas la cita. Fijé la fecha: el jueves. Inmediatamente recibí la respuesta, el jueves era el día para vernos.

Llegó por mí justo a la hora acordada, con tres propuestas: un café, cine o cena con alguno de sus amigos. Prefería la última de ellas, pues no implicaba mucha proximidad.

Entre la convivencia con sus compañeros, poco tuve que contarle de mi vida y no me veía en la necesidad de preguntarle por la suya. Aún así, el me confesó estar divorciado y tener un hijo de 6 años, cosa que me pareció honesta de su parte, pero me dejó un tanto intranquila en obvio de ser una situación nueva para mí. Sin embargo, podría decirse que estaba bastante agusto, como si ya le conociese de tiempo antes y que él conocía mi humor y mis formas. El, por su parte, y sin que yo se lo comentara, me dijo sentirse igual. La velada terminó temprano. Me invitó a salir al día siguiente. Tuve que declinar la amable invitación, pues ya había quedado de ir a parrandear con Niño D.

Al día siguiente, recibí la llamada de Niño D cancelando la festividad, alegando una terrible gripa que lo tenía prisionero en cama. Me ofrecí a visitarlo esa tarde, pero los tiempos me impidieron hacerlo a decente hora, por lo que dejé abierta la posibilidad de verlo el fin de semana. Salí con Srita. P. y con el otro socio del bar en donde nos conocimos.

El sábado fui a visitar a D. Estaba verdaderamente enfermo, así que se había armado de todo un catálogo de películas para pasar el fin de semana. Me acomodé en mi esquina del sillón a acompañarlo en tan enriquecedora actividad. Durante la película, a modo de disimulada investigación, me comentó que GE le contó que me había invitado a ir a un bar con él el jueves, y que le contesté que no podía. -Es cierto-, le dije con indiferencia, -ese día había quedado de ir a cenar con un amigo, y no le podía cancelar-. Tiempo después, me preguntó, como no queriendo, qué había hecho el día anterior. Contesté que me había ido con el mismo amigo, el dueño del bar de la condesa, precisamente a uno de sus bares. D se quedó callado y siguió viendo la película.

Mi teléfono comenzó a sonar. Era él nuevamente, para invitarme a acompañarlo a otro de sus bares esa noche. Le indiqué la hora en que debía pasar por mí, después de una pequeña charla acompañada de risas. En cuanto colgué, D se volteó hacia mi preguntando, ya con algo de desconcierto, si volvería a salir esa noche. Asentí. -¿Con el dueño del bar otra vez?- dijo con inquietud. Asentí nuevamente. Con aire de suficiencia, sólo espetó que quizá una vez que él se encontrara mejor me podría acompañar al bar de mi amigo. Accedí a su petición con falsa naturalidad.

Después, todavía en el sillón, empezó a hacerme cosquillas. Luego, me tomó la mano, y no la soltó hasta que la pélícula terminó (si, después de no habermela tomado en aproximadamente un mes y de esto). Quince minutos más me disculpé, le deseé su pronta recuperación y salí hacia casa de P, lugar en donde pasarían por nosotras.

Él llegó a tiempo por nosotras y nos dirigimos al bar. Toda la noche me dio trato de VIP, desde la sencillez de encender mis cigarros, hasta dirigiendo al personal de seguridad para que no fuese molestada en el lugar. Durante el baile, se detuvo un momento, tomamos asiento y me dijo encontrarse muy emocionado conmigo, que quería seguirme conociendo, pues le había encantado, y buscaba la oportunidad de construir algo más o menos serio conmigo. Al dejarme en casa de P nuevamente, me invitó al día siguiente a salir con él.

Así fue. Al día siguiente, justo a la hora acordada, se encontraba esperándome afuera del edificio. La pasé muy bien nuevamente. El problema, fue que a las 6 me solicitó la anuencia para dejarme en casa, pues había dejado a su hijo en casa de su mamá, y necesitaba pasar por él. Acepté, pero dentro de mí, reconocí que la situación no me resultaba simpática.

So pretexto de platicar, D me habló al poco tiempo esa tarde para saber qué había hecho durante el día. Sugirió después vernos en la semana.

Y así las cosas: Los giros de la vida, o quién (chingados) entiende a los hombres??? D, al ver que aparentemente otro niño quiere tomar su juguete, ahora parece tener ánimo de ponerse las pilas.

Por otro lado, aunque con el dueño del bar me la paso súper bien, es cariñoso y ha mostrado un legítimo interés por mi, me produce desconfianza. Eso de tener un algo con alguien que tenga un hijo es una experiencia totalmente nueva para mí, y no creo poder manejarla. A ratos pienso que no tengo necesidad de involucrarme en este tipo de situaciones tan complicadas, a veces, creo que vale la pena dejar que las cosas pasen y ver qué sucede.

Ustedes qué piensan??? Necesito puntos de vista....perspectiva...

sábado, marzo 22, 2008

26 años!

Cuando era niña, en la escuela era muy popular un jueguito en el que te preguntaban el nombre de 3 niños que te gustaban, el de 3 formas de transporte y el de 3 lugares donde te gustaría ir de luna de miel. La cuarta opción era puesta por la persona que te hacía el predictivo jueguito, y ése lugar generalmente era llenado con el nombre de la persona más fea del salón, transportes como burro y lugares como Xochimilco o algo así. Acto seguido, te preguntaban a qué edad de ibas a casar, y mediante la repetición de ese número, se iban eliminando las opciones hasta que te decían tu destino.
Para mí, la última respuesta respecto de la edad de casamiento siempre fue muy clara: 25. Siempre supuse que a ésa edad ya hubiese encontrado al amor de mi vida, y que ya me habría pedido matrimonio.
Ya en la secundaria, y después en la prepa, los 25 años ya no eran sólo mi edad para casarme. También representaban mi edad tope para conocer Egipto, Francia, Reino Unido, Italia y Grecia; y estar viviendo en mi depa de soltera(obvio, antes de casarme), mismo que habría comprado (no rentado) del producto de mi esfuerzo, porque según yo recuerdo, para esa edad iba a ser la más chingonadelaschingonas en mi chamba. Para ese entonces, yo anhelaba ser doctor, Cardiología era la especialidad de mi preferencia.
Así las cosas, el día que advertí que mi cumpleaños número 25 ya estaba genuinamente cerca, me dio un ataque de pánico. Caí en cuenta que ni amor de mi vida, mucho menos boda, ni departamento propio, y que había ido sólo a uno de los lugares que hubiese querido. Tampoco estudié medicina sino Derecho, y todavía no era una de las 100 mejores abogados Publicados en los Rankings de las revistas especializadas... sentí que no había hecho nada, que me había tirado en un sillón a ver la vida pasar.
Justo el día que cumplí la temida edad, me di cuenta que sólo era un día mas vieja, y que mi vida no estaba tan mal: vivía sola, no importa si rentando o no, al final de cuentas, lo había logrado y no era tarea sencilla. No conocía Egipto ni Italia ni Reino Unido, pero ya había visitado Paris, Berlín, Praga, Amsterdam, Brujas y Viena. Tampoco era la mejor abogada de México, pero soy bastante buena y tampoco dejo de trabajar para lograr tal fin. Y en cuanto al amor, descubrí que más valía encontrar al indicado, más que casarse por cumplir una edad; pues para entonces, tenía al Portuloco a mi lado y lo que menos me imaginaba en la vida, era casarme o hacer una vida junto a èl.
Un año después, es decir, hoy, que cumplo 26 he decidido replantearme las cosas una vez más. No sé porqué, pero cumplir años siempre me produce el mismo efecto: primero la falta de satisfacción y después el replanteamiento de metas. Hoy, mientras sople las velas del pastel, se que el deseo que pediré será el de tener la capacidad de ser feliz siempre, contando con millonarias sumas en mi cuenta bancaria o sin ellas, con casa propia o rentada, con el último aparato tecnológico o sin él... sólo ser feliz, no como un destino al que tenga que llegar, o como una meta a realizar cuando cumpla cierta cantidad de años; sino como un estado permanente de transitar en este viaje llamado vida.
Un poco más de sabiduría tampoco me caerá mal.

miércoles, marzo 19, 2008

De netas con disfraz.

La salida del Distrito Federal se volvió indiscutible. No podíamos desaprovechar la ocasión de salir de la cotidianidad, sobre todo si un poco de calor se apreciaba como opción. Justo el viernes nos reunimos todos para irnos a relajar a un paradisiaco lugar por el puente vacacional. Bacha, GE, niño D y Profana se lanzaron a la aventura.
La pasadita al minisuper antes de llegar a instalarnos era una conducta mandatoria con la que cumplimos sin excepción alguna. Empezamos a abrir las espirituosas más rápido de lo que pudiese imaginarse: ya habían comenzado la fiesta. Ese día nos fuimos a dormir como a eso de las 4 de la madrugada.
La mañana fue muy típica. Después del desayuno, nos avocamos a tareas de recreación y esparcimiento como tomar el sol, nadar, jugar... lo usual. Por alguna razón del destino, en algún momento tuvimos que hacer uso de un estuche de herramientas. GE adoptó su posición acostumbrada al tomar el manual y hojearlo al tiempo que ponía cara de estar entendiendo la forma correcta de dirigir los pasos que faltaban por cumplir, Bacha se reía de la pose de GE mientras niño D batallaba con sus habilidades mecánicas. Decidí intervenir, le pedí a D me diera espacio para intentar sacar el tornillo que fungía como barrera para el siguiente reto. Tras sacarlo, D se me acercó con cara de sorpresa y me dijo- No mames wey, estás cañona... de verdad que eres todo un Tom Boy!!- Al tiempo que entre los dos seguíamos con las labores que nos ocupaban, me preguntaba en la mente si ese comentario era bueno o malo. ¿Era entonces malo no ser la niña super femenina casi inútil (girly) y saber usar una que otra herramienta y meter las manos a ensuciar???. Como siempre que suelo hacerme este tipo de cuestionamientos tiendo a sacar un sinnúmero de conjeturas de la que nunca obtengo la respuesta verdadera, al final de las maniobras decidí preguntar.
Profana: Pues bien, ya está, ya quedó. A que ni te imaginabas que podría hacerlo verdad???
Niño D: Pues no, si estoy sorprendido!!! Mejor te aventaste tu a hacerlo que GE. Eres como un wey, neto que eres un Tom Boy!!!
Profana: Chale, lo dices como si fuera algo que no está bien... qué si está muy de la fruta que sea Tom Boy y no toda femenina-cute???
Niño D: No, para nada. Digo, está chido que sepas hacer cosas por tí... pero tampoco está mal ser femenina... aunque ser así como tan femenina que rayes en lo estúpido no está cool.
Como dicen en mi pueblo, no me dijo ni si, ni no, sino todo lo contrario. Dejé pasar el incidente ante el ofrecimiento de más alcohol y juegos. Durante uno de esos juegos, verdad o reto, le hicieron a D la pregunta de qué era lo que cambiaría del cuerpo de las niñas que estabamos ahí presentes. Respecto a mi, mencionó que me pondría mas senos, porque los tenía chiquitos. Con respecto a Bacha, dijo que ella si tenía un buen de pecho, por lo que le quitaría un poco de cadera.
Ya llegada la noche, después de horas y horas de beber, ya estábamos un tanto pasados de copas, jalaones! Me quedé platicando un rato con D de mil cosas sin importancia. La plática evidentemente fue brincando de un tema a otro... plática de borrachos simpáticos. De repente, entre uno de estos saltos de tema, terminamos hablando de un cumpleaños, que fue el evento en que lo conocí, y pasó lo siguiente:
Niño D: Si, me acuerdo perfecto... ese fue el día que te conocí. Te veías super bien. Casi ni te hice plática ni me acerqué esa noche; pero recuerdo perfecto que ese día me dije: No se cómo, pero TIENES que salir con ella. Así que como a los 2 días le pedí a P tu teléfono, y luego te mandé el mensaje por HI5... te acuerdas???
Profana: Si, claro que me acuerdo... que luego te tuve que cancelar... sorry! Ah, entonces me echaste el ojo!
Niño D: Claro, me gustaste un buen. Recuerdo que fuimos al Starbucks de siempre... me la pasé genial, súper divertido... y empezamos a salir y me gustó mucho tu forma de ser.
Profana: Ah, orale! .... y luego ya no te gusté o qué??
Niño D: No, luego te presenté a la banda, y les caíste súper bien y te llevaste super chido con ellos ... y eso se volvió un problema... porque me sigues gustando, pero lo pienso y si algo sale mal o nos peleamos, pos se va a poner complicado.... entonces prefiero ser tu amigo un buen de tiempo y no como que estemos juntos 2 años y ya!
Profana: ah! ( o sea, literalmente me quedé sin palabras y no tuve ni puta idea de qué contestar).
La plática evidentemente cambió y no era mi intención volver a ese tema. Tenía que reconocerlo: me vi muy pendeja al no preguntar algo o dar una contrapropuesta o una solución, y en este punto, volver al tópico ya era necedad.
El resto de la noche me seguí preguntando si era verdad lo que me había dicho. Quizá sólo fingía estar pedo para batearme sin que yo pudiera decirle nada después. Quizá sólo encontró la forma más bonita (o la excusa más pendeja) para decirme muy amablemente que el sólo me veía como otro integrante de su banda.... y que de ahí no pasaría. Había sido que no le gusto físicamente??? Era acaso que no soy super femenina y una niña de pose??? De verdad ser un Tom Boy está tan mal???
Ya en la madrugada, seguimos haciendo preguntas que todos debían responder. Cuando le preguntaron que qué era lo que más le gustaba de la personalidad de cada uno de los que estábamos en la peda, D respondió que admiraba mi lealtad y que sabía que era una amiga incondicional. Podría decirse que en ese momento, sentí que se me faltaba el aire... hubiera preferido una mentada de madre a esa respuesta.
Así las cosas, supongo que me quedaré con las preguntas sin responder. Por otro lado, como sus amigos me caen verdaderamente bien y creo que el sentimiento es recíproco, la opción será aprender a ver a D como un amigo nada más.
Pero me caga: si te llevas mal con sus amigos, te mandan a la chingada porque los pones en una disyuntiva y les complicas la vida.... y si te llevas bien con su banda, igual te mandan a la chingada porque las cosas se complican por estar mezcladas.... o sea... qué chingados quieren???
Yo sigo sin entender...
Chale... y todo esto acercándose mi cumple (o sea, el sábado 22 de marzo)??? Qué mal son.

lunes, marzo 10, 2008

De noches tranquilas viradas.

Me fue solicitado el derecho de Real Audiencia para conocer a un niño nuevo, que al parecer, me había visto en fotografía y se encontraba genuinamente interesado en mi.

La tarde empezó con una comidita casualona en un maravilloso Bistrot de la Condesa. Los alimentos maravillosos y la compañía excelente: Srita. P, su mamá y yo. Durante la comida, P y yo decidimos ir a un lugar nuevo, algo light sin desvelarnos mucho en obvio de que teníamos un buen de cosas que hacer el domingo, donde se pudiese platicar, escuchar buena música y, desde luego, echarse un traguito o dos. Comenzamos la labor de coordinación correspondiente y la cita había quedado fijada.

Llegaron al punto de reunión la amiga de P con su hermano, a quien llamaremos Ranch. Este personaje vivió ya bastantes años de su vida en la provincia. Con el previo aviso de que no pretendo discriminar a nadie, el niño es totalmente tosco. No obstante que su familia tiene los suficientes recursos económicos para darle una vida de lujos, y a pesar de haber conocido ya bastantes lugares del mundo, como que no se ha interesado por adentrarse en la cultura de ésos lugares y sólo ha visto como que el primer plano de las ciudades, pero no se ha adentrado tanto en su espíritu. Vamos, es el típico niño de familia de altas posibilidades económicas que no se esfuerza por crecer y que cree que tener alguna suma en su cuenta bancaria le es suficiente para ser bueno. Así, a la media hora de platicar con el, Profanita ya se encontraba casi literalmente creando mentalmente una realidad alterna para escapar de estos hechos. Cabe hacer mención de que éste esfuerzo no fue sencillo, pues Ranch, sin proponérselo, encontró una manera de evitar la transición del estado nirvánico por un medio poco encantador: escupe cada vez que habla!!! así que cuando entraba a la negación mediante una abstracción mental de ésas importantes (como resolver el misterio de cuántos pantalones tenía que recoger de la tintorería), involuntariamente tenía que volver a la realidad al tener que limpiarme la cara en obvio de las salpicadas que me eran constantemente propinadas.

Confieso que me sentí aliviada de haber anunciado con anterioridad al encuentro que no era mi intención desvelarme, por lo que esperaba media hora más, y la cita habría finalmente llegado a su fin; al tiempo que P me pedía disculpas por el encuentro.

En el lugar, un pequeño barecito de la Condesa también, se encontraba una bandita de niños que traían un muy buen ambiente. Como la mesa de junto se desocupó, ellos ocuparon el lugar. Uno de ellos le comenzó a hacer la plática a P y después nos invitaron a bailar. P y yo descubrimos que estos animados personajes eran los dueños del lugar, así como de otros bares de la colonia. En obvio de que notaron que nuestra tertulia no era la más animada de la noche, nos invitaron a irnos a otro de sus bares a agarrar la fiesta. No tuvimos mucho que pensarlo, cuando P y yo nos pudimos escapar de el resto de nuestra mesa por unos momentos, quedamos de acuerdo por unanimidad y sin pero alguno.

Tras de que fingimos encontrarnos muy cansadas con nuestros acompañantes originales y de ser dejadas en la puerta de casa de P, regresamos al bar que literalmente está a la vuelta de la esquina. Los dueños se mostraron visiblemente complacidos con la osadía, así que sin dubitaciones nos lanzamos junto con ellos al otro antro. La recepción fue evidentemente privilegiada, nos ubicaron en la mejor mesa del lugar y pusieron a nuestra disposición cualquier cantidad de botellas para elegir la bebida de nuestra preferencia.

Para las 5 de la madrugada seguíamos bailando como locos. Uno de los socios se mostró muy interesado en P, mientras que otro enfocó sus atenciones y esfuerzos conmigo. A ratos se disculpaban, e iban a verificar algún particular relacionado con el antro. En el inter, hubo 2 madrizas que tuvieron que controlar. Decidimos que era hora de regresar a casa a dormir a eso de las 6 y pasaditas de la mañana. Nos llevaron a la puerta de la casa de P.

El socio con el que estuve bailando casi toda la noche me expresó su intención de salir conmigo algún otro día. Horas después esa "mañana", recibí su llamada invitándome a salir. Tuve que declinarla en obvio de que como ya dije, tenía muchas cosas que hacer ese día y no tenía tiempo; sin embargo, propuse encontrarnos otro día de la semana, previo acuerdo que tuviéramos telefónicamente. El aceptó.

Y eso, que comenzó con el plan de ser una noche light, de irse a dormir temprano; terminó siendo una de las noches más divertidas que podamos contar P y yo. No podemos evitar reírnos de la locura, de lo inesperado y de lo sui generis de estos sucesos. También nos preguntamos la razón por la que de alguna u otra manera terminamos siempre haciendo migas con los dueños o socios de bares... probablemente seamos unas bohemias muy simpáticas. De cualquier manera, sea lo que sea, siempre nos divertimos mucho y siempre salimos con una nueva historia que contarle a nuestros nietos, o al menos, a nuestros amigos, quienes muchas veces se sorprenden de nuestras andanzas.

Por lo del Ranch, evitaré las salidas nuevamente. Sin embargo, toda vez que es hermano de la amiga de P, y tomando en cuenta que probablemente lo volveré a ver alguna vez, debo apresurarme a comprar un impermeable.... eso, o rezar porque se ponga de moda nuevamente el uso de redes en la cara. Puedo intentar volverme una trend setter...

martes, marzo 04, 2008

De cubas sobre tiempos.

Viernes: Cine con niño D. "La vida en Rosa". No se si sea la mejor película o no, pero a mi me gustó como no tienen idea... la disfruté mucho.
Sábado: Ufff, me puse una súper borrachera. No se bien ni cuánto tomé ni en qué tiempo lo hice. Lo cierto, es que en muy pocas ocasiones me he puesto semejante nivel de borrachera. No me podía ni poner en pie. Hice oración al Dios de Cerámica como 2 veces, me quedé dormida un buen rato en el piso de un baño y me tuvieron que subir cargando a casa.
Lo malo es que niño D estaba en la peda, así que supongo que no es muy sexy o románticamente estimulante ver a la niña con la que sales abrazada del excusado platicando con los monstruos, después tener que cargarla y dejarla en su casa en calidad de bulto.
Lo bueno definitivamente fue que, gracias a que me quedé dormida en el suelo de aquél baño, no solté prenda alguna ni le dije que me gusta, ni que no entendía que pasó porque un tiempo andaba como bien emocionado y luego todo había valido para nada. (Ni tampoco apliqué la de: dame un beshiiiitoooooo! jejeje)
Al día siguiente, Niño D me habló para ver cómo había amanecido, me contó algunas de las cosas que hice en mi borrachera y nos reímos un buen. No se mostró espantado con mis finas actitudes de fin de semana, ni mucho menos. Sigo sin entender qué demonios pasa ahí. No no no, no comprendo.
Y bueno, el domingo, la barbacoa era obligada.
Por lo pronto, nomás les cuento eso porque ando definitivamente a la carrera, pero tenía ganas de contarlo. También supongo que es de advertirse que mi capacidad intelectual se encuentra en receso, así que mejor ya me voy a descansar.