lunes, enero 14, 2008

De sentencias, dilemas y riesgos.

El jurado sesionó y ya había llegado a un acuerdo. La botella me señaló y ellos sentenciaron. Me asignaron como castigo besarle, un picorete. Él me advirtió que los besos le gustaban con un poco más de intensidad y esfuerzo a lo prescrito por órdenes de mis jueces. La frase duró nanosegundos en mi cabeza, sin embargo, miles de ideas hicieron remolinos de confusión al mismo tiempo.

Cumplir con la condena era seguro, la voluntad propia no intervenía en el hecho de besarlo, era voluntad del jurado. Hacer caso de la sugerencia no lo era tanto. No supe si ésta ultima fue formulada en tono de broma o en súplica elevada en voz baja y disfrazada. De cualquier manera, la segunda implicaba cierto grado de riesgo y finalmente, me resulta altamente complicado lidiar con cierto tipo de rechazos. Generalmente, me esfuerzo por diluir la intensidad del interés del tipo romántico con actitudes de aparente indiferencia porque me siento en control de situaciones, al menos frente a la gente, incluido por supuesto el objeto de mi capricho, aunque a veces tras bambalinas termine reprochándome la falta de coraje y arrojo precisamente por no arriesgar y, por ende, no ganar.

Comencé a reducir la distancia que nos separaba lo más lento posible. Necesitaba ganar tiempo. “Sí” me aconsejaba arriesgarme: al fin y al cabo, ya habíamos bebido demasiado y me sugería que si él me había señalado cómo esperaba recibir el ósculo (sin albur, jejeje), las probabilidades de una obtener reacción negativa eran visiblemente bajas. Mi corazón empezó a latir con fuerza. “No”, por su parte, miraba a “sí” con recelo y me susurraba que aunque las probabilidades pudiesen ser bajas, existían de cualquier manera posibilidades de que el castigo combinado con voluntad propia trajese malas consecuencias. De repente, no había más distancia que recorrer, me encontraba cara a cara con el dilema y no podía postergar más la toma de decisión.

Tomé su cara entre mis manos. Las miradas se cruzaron, así que para que los ojos no me delataran, decidí aprisionarlos en mis párpados. Conforme cerré los ojos, acercaba el rostro al mío al tiempo en que mi cara acortaba también el espacio ente los labios. La adrenalina fluía cada vez con mayor intensidad y el autocontrol iba cediendo al químico segregado, como los sentidos al enervante. Me sentía desvanecer y no lo podía permitir. Estaba casi débil, por lo que sacando fuerzas de flaqueza, tomé la resolución. Junté los labios con los suyos, los oprimí y luego los liberé.

No vi (o no quise ver) la reacción que vino, por lo que una vez que me separé de el volteé la cabeza en un rápido giro y regresé a mi lugar.

Dicen que el “hubiera” es la conjugación en pasado del verbo “ya ni pedo”; pero hoy me pregunto qué hubiera pasado si hubiera tomado el otro consejo. Como diría mi nana: Ni hablar...

... pinche botella, me delató! (No por perjurar, pero creo que me echó de cabeza. O la que se echó de cabeza fui yo??). De cualquier manera, pinche botella.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo tú sabes decir todo aquello que se siente en el corto tiempo que hay entre la mirada y un beso... solo tú

No se apanique, seguramente habrá otro momento en el que el alcohol justifique lo que tu corazón quiere hacer, ja!

Profana dijo...

Prika: Me acabas de hacer el día!!! Si supieras que me encanta Kundera por poner en palabras sentimientos que no encuentran manera de ser contados???

Tienes razón: aprovecharé algún otro momento etílico (que seguramente habrá) para hacerlo y poder después usar el estado de intoxicación como excluyente de delito: nooo, perdón, neto, es que estaba bien peda, ojalá no te hayas ofendido, no fue mi intención! .... jajajaj, se ve que no me se el speech, verdad???

Y ya me voy, el ego se me fue al techo y ya temo que no quepamos el ego y yo en mi casa (es que ya ves que es chiquita).

Anónimo dijo...

Caray, Profana, debo confesar que me sorprende el nivel de lucidez de tu borrachera. Si estando así como dices pensaste (¿o sentiste?, a lo mejor ahí está el dilema) todo eso, seguro que el caballero en cuestión no te saca ni una sonrisa en tus cinco sentidos (o a lo mejor sí, y ahí también está el dilema).

Jana dijo...

jeje de vez en cuando es bueno usar el pretexto del alcohol para poder hacer cosas que no te atreves de forma normal, y lo mas chido es que puedes aplicar tu speech para salvarte de la situacion...
muy chido tu post!!
saluditos!!

Juan Luis Urribarrí dijo...

Ufff!!! qu tiempos aquellos cuando jugaba a la botellita. Eran días de encerronas en los closets con esa chica anhelada y de amigos alcahuetes que sabían que me comía los mocos por ellas y me hacían el favor de "castigarme" con una tonelada de besos húmedos. Que días aquellos. Creo que debería convocar a algunos viejos panas para rememorar esos días y, si es posible, preguntarle a ellas si querían degustar lo mismo que yo o les resultó un esfuerzo sobrehumano.

P.D: Que viva el alcohol, carajo!

Saludos desde mi Cantina

Anónimo dijo...

Ja ja ja, hay profana!!! yo como buena p@at@n@ mm, lo agarro de la cara y lo tiro al sofa, suelo o a lo que caiga le doy tremendo beso que lo prenda hasta el mas recondito de su ser, aproximadamente un minuto y enseguida me levanto me limpio la boquita y digo al jurado : satisfechos? porque yo no! y me voy a mi lugar y sigo jugando con el que sige, y asi mato dos pajaritos de un tiro, beso al susodicho y hago que la virgen me habla, jejejeje.

Profana dijo...

Lear: Pos si estaba bien borrachina, pero como apunta el dicho: el miedo no anda en burro.

Me recordaste a Cantinflas, ahí está el detalle. El quid es que me agada mucho... y eso, de alguna manera, me paraliza.

Jane: si, ya voy a agarrar más pedas para hacer y deshacer y luego poder decir: es que el alcohol ya me pone muy silvestre... debería dejarlo. Pero, a qué cantina vamos a ir mañana???

Ubarri: Pos yo ya tampoco debería andar en esos lúdicos juegos, pero ps ya medio borrachos, se nos antojó simpático! jejeje. A jugar botella. Junta amigos, tu querer y muuuucho acohol, y ya!

P@t@ncit@:Chale, pásame tu teléfono y guíame por el camino de la patanería. Cómo no se me ocurrió eso??? Supongo que fue el efecto del alcohol y que me quedé como en standby por nervios. snif!!!

JL dijo...

Amiga profanaaaaa!! dejaste pasar una excelente oportunidad, el alcohol es el pretexto perfecto para que nos comportemos como viles entes en celo ( creo que me estoy medio proyectando jajaja), pero eso que hiciste te da el pretexto para volverte a empedar con el objeto del deseo y ahora si dártelo jejeje... Cambio de nombre de tu blog: De sorbotes y soliloquios...